A
lo largo del tiempo, ha sido natural que las religiones y filosofías, hayan
tenido que adaptarse a las creencias y costumbres del lugar donde llegan, hay
aspectos a veces poco importantes, que hay que explicar o adaptarlos, a una
nueva forma de entender y manifestar la Vida.
Desde
que Shakyamuni, comienza el Budismo en India, ha ido cambiando las formas, las
historias y ha tenido que añadir explicaciones y conceptos que eran el lugar
desde donde el Todo era contemplado, visto, percibido, en los lugares donde
llegaba. Añadiéndole la Forma a Buda, el Yo de los dioses de las religiones,
que es la forma del Creador, de alguien que está por encima de cuanto ha sido
creado o pueda manifestarse.
No
sé si el Budismo es una religión, tampoco me lo he planteado, ni es algo que me
interese saber. Dentro de lo que me
enseñaron sobre Budismo, lo que más me llegó dentro, fue: “La
trascendencia de la Dualidad”. No es que un día me uniré a Buda, que
seré Uno con Él, es que nunca he podido dejar de serlo, porque la manifestación
dual, pertenece al sueño, al mundo de Mara, al que cree existir como yo: “el
ego”. No pienso en el ego de la negatividad, sino al que percibe la separación
y no puede pasar de la integración o unión en el Uno, la inclusión en un Todo,
del que se ha sentido separado.
No
soy una persona buscando ser humano, sino una Humanidad que tengo que manifestar
en la manifestación como persona.
Una
de las mayores dificultades que he percibido en los místicos cristianos, o los
de las religiones que tienen al dios creador, es que pocas veces he podido leer
o encontrar algo que me haga sentir que el místico es Dios, escriben de su
percepción de Unidad, de sentirse acogido o integrado en Dios, pero sin dejar
atrás ese “yo”, con el cual se identifica como creación de Dios.
En
la mayoría de las religiones hay un momento en el que cobra importancia el
Nombre de Dios, por lo que se practica la repetición exhaustiva del nombre o de
algún mantra o frase, que se repite para encontrar la protección o refugio en
Dios.
En
nuestros días vemos a los buscadores de “pokemons”, concentrados en su tablet o
móvil, absortos para poder encontrar lo buscado, los gobiernos tienen que
cambiar los semáforos, las señales, porque al no verlas, los buscadores corren
serios peligros, pudiendo perder su vida. Otras pueden encontrar problemas al
meterse en lugares prohibidos o peligrosos, porque en su confianza de que el “Dios”
de Pokemon o el gobierno les protegerán, dedican su total atención a ver
solamente las indicaciones del móvil.
Todos
los caminos llevan a “Aquí”, la Gran Duda admite todos los formatos, pero el tener
siempre en mente que es trascender la dualidad, que no es unirse a algo, o ser
uno con algo es importante, Shakyamuni, repitió cuantas veces fue necesario,
que: “Todo Es Buda”. No hay nada que unir, nada que integrar, no hay un nombre
al que podamos pedir fuera de nosotros, a pesar que difícilmente podremos
encontrar otro método. Pero independientemente del método elegido, no debemos
olvidar, que ya somos lo que estamos buscando, que no es lo que encontremos lo
que es importante, sino el Ser lo que somos.
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