Volverán las oscuras
golondrinas
de tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a tus cristales,
jugando, llamarán.
Pero aquéllas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquéllas que aprendieron nuestros nombres...
ésas .... ¡no volverán !
de tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a tus cristales,
jugando, llamarán.
Pero aquéllas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquéllas que aprendieron nuestros nombres...
ésas .... ¡no volverán !
Es
el Ángel de la Muerte el que deambula por el Universo de la Vida, buscando a
quien no vive, para abrazarlo y caminar juntos tratando de crear su Universo.
La
Vida no tiene Ángel de la Vida, ella pervade el Universo, aceptando que viva
cuanto lo desee, aceptando, que deambule en libertad, dándole Vida, al Ángel de
la Muerte.
No
importa cuántas veces nos abracemos desesperados al Ángel, simplemente tenemos
que vivir o simplemente desearlo, para ser de nuevo aceptados en la Vida.
Amamos,
necesitando alguien a quien abrazarnos, al Ángel del Amor, encontrando
solamente la desesperación y algunas ensoñaciones. Al igual que la Vida, el
Amor no tiene Ángel. Por Él deambulan el Ángel de la Indiferencia, el del
Desamor, el del Odio, pero en su Universo de Libertad, solamente podemos
sumergirnos, siendo Amor.
Es
la creencia de que la democracia, la libertad de nuestros días nos permiten
pedir el Amor, conservando nuestra independencia, la decisión de nuestro hacer
diario, de nuestros deseos, pensando solamente en nuestra individualidad separada,
la que nos indica nuestra ignorancia de lo que es existir en el Universo del
Amor.
Es,
cuando tenemos nuestros nombres y son las golondrinas del oscuro ego las que lo
conocen. Es el aislamiento, la protección de nuestro ego, el que obliga a las
golondrinas a llamar en las ventanas cerradas de nuestro ser. Cuando nuestra
entrega, nuestra aceptación de los demás, anida en el balcón cerrado de
nuestros corazones.
Solamente
penetrando en el Universo del Amor, dejaremos de vivir abrazados a los Ángeles de
la Indiferencia, de la Deshumanización, del Ego, porque son los que vuelven una
y otra vez, un año tras otro, a anidar en nuestros corazones cerrados. Porque
el Amor, no necesita volver, es donde existen los Ángeles de la Indiferencia y
sus Hermanos, sin ser rechazados por el Amor, siendo aceptados absolutamente
como Amor.
Es
el Universo del “No-Retorno”, nuestra hermosura, nuestro amor, nuestra
felicidad, no podrán ser contempladas de nuevo, nadie nos volverá a llamar por
nuestros nombres.
Las
golondrinas volarán sin balcones y sin cielo, sin aíre, ni árboles donde
posarse, existiendo como Universo Amor, porque en el Amor no hay Universo, en
el Amor no hay ni tan siquiera Amor.
No
volverán las oscuras golondrinas,
Al
balcón de donde nunca se movieron.
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