Escribiendo y
recordando los haikus, no puedo por menos que recordar, a quien se sorprendía
al ver que le habían robado en la cabaña, que se habían olvidado la luna en la
ventana, al que con fuerzas juveniles saltaba al estanque en un ¡Plof!, al que
besaba a Buda tratando de convertirle en rana, mi Maestro.
La mayoría de las
veces por no decir todas, más que sus palabras en un “Baby
english”, era su vivir lo que nos mostraba. Lo que hacía innecesario
entender los sonidos, lo importante era captar, aprehender, vivir sus silencios
llenos de sonido de vida.
Eran frases cortas,
otras veces cuando hablaba con total fluidez, tenían que traducirme desde sus
palabras lo que Él había vivido y mostrado directamente, mas allá de sus palabras
japonesas.
Su constante: “Issho
kenmei”, “one doing”, puede ser traducido, pero es su forma de decirlo, su vivir cada
palabra, cada vibración, cada frase, lo que era importante aprehender, más allá
del conocimiento, más allá de una simple comprensión y esfuerzo por imitar.
Siendo muy parecidas
en el fondo, su forma de transmitirlas, las hacía complementarias, dos visiones
para un solo entendimiento.
Issho
kenmei, es entregarse, olvidar el yo, el propio hacer, dar más allá de
lo mejor que podemos hacer, es dar lo mejor de uno mismo: “Lo que somos”, sin
un ápice de reserva, de pensar que debemos retener algo, para otro momento que
no sea ahora. Issho kenmei es el propio ahora, el Eterno, en el que no hay un algo que sea,
somos la propia Seidad, es más que entregarse, es ser Vida en el Vacío, Siendo
Todo en la Nada.
“One
doing”, nos lo decía en inglés, muchas veces a continuación o antes del
Issho kenmei, todo es un solo hacer, solamente podemos hacer una cosa, la que
estamos haciendo en el ahora. Pero es en su silencio al hablar donde el “one
doing”, tenía que ser solamente uno, nadie estaba haciéndolo, quedando
solamente el Hacer.
“One doing”, un Todo
haciendo en el No-Hacer.
Los haikus me
sorprenden a veces al leer sus traducciones, no porque sean erróneas o estén
mal hechas.
Simplemente ya los
viví, cuando los vivía mi Maestro.
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