No pretendo molestaros

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Yui Shin

jueves, 10 de noviembre de 2016

BEBIENDO CORRECTAMENTE


        La forma tradicional de beber, es el bebernos el contenido, desechando la botella o a veces reutilizándola, para guardar otra cosa o como adorno.
        Cuando nos bebemos el contenido, lo que somos, es la forma natural en la que hemos sido enseñados. Las religiones y las filosofías, nos enseñan a olvidar lo que somos, para integrarnos en un ser superior, siendo uno con Él.
        Cuando dejamos de nuevo el vacío en la botella, miramos en el interior tratando de identificar ese vacío, que sabemos nos uniría con el Vacío externo, con el Vacío Absoluto.
        Pero hemos mantenido la botella, el ego, que independientemente de que el cristal sea transparente, percibiendo la igualdad de los dos vacíos, estos continuaran separados por la botella. Podemos verlos o percibirlos como uno, unidos, podemos percibirlos separados, pero siempre en el fondo diferentes, fuera de la Seidad Única.
        Algunos Seudo-Maestros, de las llamadas sectas, o que buscan seguidores, el método que enseñan es el de romper la botella, en la pérdida del ego, nos quedamos sin forma, sin saber cuál es nuestro lugar o lo que se espera de nosotros. Es entonces cuando nos ofrecen un nuevo contenedor, donde se mezclan los vinos de diferentes botellas, olvidados de nuestro sabor, de nuestra procedencia, adoptamos la forma del contenedor que la secta nos da. Eso solamente nos permite percibir el color de la botella, que siendo opaca, impide ver la gama de coloridos del Vacío Exterior.
        Los Maestros, nos ayudan a bebernos primero la botella. Al perder la forma que nos proporciona el ego, hay un momento en el que nos sentimos extraños, quizás un poco perdidos, pero en el trabajo de bebernos la botella, el vino ha cogido suficiente cuerpo, obteniendo un aspecto gelatinoso, que no se pierde en el exterior, simplemente es tocado por el entorno directamente.
        Aquí comienza el verdadero trabajo, el de beberse el vino, dejando un Vacío que no está separado del Absoluto, al no haber botella. Poco a poco el vino se va diluyendo, al ser bebido, siendo un Solo Vacío, en el que todavía continúa la esencia del vino. Lo que desaparece es la separación, no para dar como resultado la unión de ambos, sino la del retorno a la Unidad Eterna.
        Al pertenecer a una bodega infinita, llena de botellas y licores diferentes de todas clases, debemos recordar que la unión nunca llega rompiendo las botellas, pues quedarán siempre los trozos inservibles de las botellas.
        Tampoco podemos hacer que otra botella se beba a sí misma, o al vino que contiene.
        El trabajo de la bodega, es personal, intransferible para cada botella, grande o pequeña. Incluso las vacías, tendrán que beberse para que aún sin personalidad, desaparezca el ego grupal en el que esté integrada.
        “Solamente yo, puedo beber de mi copa”, decía Jesús. Son las palabras, que debe decir cada uno que desea beber realmente.
        Somos nosotros los que debemos de beber lo que hemos creado, para que quede lo Eterno.
        Somos nosotros los que podemos reconocernos, en lo que somos, bebiendo lo que nos nubla la visión.

        Beber correctamente, al igual que hacer correctamente cualquier cosa o actividad en nuestra vida, es de suma importancia, el resultado que alcancemos, depende de la corrección de lo que somos.


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