Cuando
compramos una botella de vino, generalmente la bebemos sin ningún pensamiento
que este más allá de disfrutarlo. Abrimos la botella, generalmente lo servimos
en una copa o vaso, y solos o en compañía lo disfrutamos comiendo algo.
Hacemos
y vivimos tantas cosas que no nos dicen nada que escuchemos, que a veces, incluso
me recuerda, aquella situación en la que alguien pedía a Dios, le mandaba lo
que pedía y sin verlo seguía pidiendo.
Cuando
nos bebemos el vino, la botella recupera lo que siempre ha sido como botella,
un pequeño trozo de Vacío al que le da forma. Ha dejado de ser una botella de
vino, para ser de nuevo una botella, alguien quien conserva el Vacío en su
interior.
Lo
único que separa el Vacío de fuera de la botella con el del interior, es la
propia botella, que es el nexo de unión o separación entre ambos.
La
botella puede mirar dentro para encontrar el Vacío, también lo puede buscar
fuera, lo que indica que lo que está haciendo es separar el único Vacío, en dos.
Podría unirlos, pero también indicaría que los está separando, que la botella
sigue siendo ella, como frontera de separación de ambos Vacíos que ella
contempla.
La
existencia de la botella depende, de que haya un espacio vacío que ella pueda
ocupar. Que ella sea vacío también, permitirá que sea una botella de …., en
lugar de ser una nada llamada botella.
La
botella que encierra, que le da forma al vino, que le mantiene separado del Vacío
exterior, es el ego.
Lo
que llena ese vacío, es lo que somos, algo que estaría diluido en el Vacío si
no fuese contenido por la botella.
Elegir
bien el vino, comer algo que nos dé plena satisfacción, beber a pequeños sorbos
ese vino cuidadosamente elegido, sin rechazar escoger la copa en la que lo
escanciaremos, hará que de nuevo retornemos al vacío de la botella.
Si
la botella conserva la forma, si la botella permanece incluso sin el vino. Solamente
sería indicativo de que nunca fuimos nosotros, sino que siempre hemos sido: “Botella
de vino”, separados de cuanto nos rodea, de cuanto permite que seamos lo que
somos.
Bebe
cuidadosamente, disfruta del alimento y del vino que has elegido, olvida la
botella vacía, porque habrás vuelto a casa.
Creemos
que es la Vida quien alimenta el Universo, pero quizás es el Universo quien
tiene que alimentar la Vida.
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