Bueno, como
todos sabemos, Dios es un alguien que algunos dicen que existe y otros que no,
unos dicen que puede verse y otros que no. Con tanta diversidad de opiniones,
es difícil hablar de algo que no estamos de acuerdo si tan siquiera existe.
Cuando hablamos
de la filosofía y la naturaleza del futbol, todos estamos de acuerdo, que no
tocar el balón con las manos le da emoción y dificultad. Que si alguno, porque
se le da mejor jugar con las manos o en un momento le viene mejor usarlas lo
hace sin ser el portero, va a ser sancionado y si no hace caso expulsado del
juego.
Si vamos a
otros deportes, puede ser al contrario, que solamente puedes tocar con las
manos o cualquier parte del cuerpo que no sea los pies, siempre hay un
enchufado que sí puede, pero las cosas no siempre son justas.
Es algo que
facilita el poder mezclarnos, que lo hagamos con un reglamento, para que todos
sepamos hasta donde podemos llegar y lo que podemos hacer.
Al único
que mangoneamos siempre es a Dios, no le dejamos que hable, ni tan siquiera que
opine; imponemos nuestras reglas, pero el que tiene que meter los goles es Él,
que es el responsable del resultado.
Decimos que
si no llueve y queremos que llueva, hay que hacer sacrificios. Pues sacrificamos
a unas vírgenes o animales cebados, o unos miles de esclavos, y si no llueve,
nos cabreamos y le cambiamos por otro.
Que si
asesinamos a alguien en su nombre, nos da un palacio y cuantas parejas jóvenes deseemos,
comida, riquezas, y lo que queramos escribir en el reglamento, al final, claro,
a todos les da vergüenza volver y decir que les han engañado. El único que gana
es el que dice que son las reglas Divinas, que muchas veces parecen “Del vino”,
pues solamente alguien borracho puede engañar a la ignorancia, o decir que lo
dice Dios.
Otras veces
dicen las reglas, que si luchas por la justicia en su nombre, las balas no te
herirán, y miles de indios muertos, y de muchas otras razas, se volvieron
ateos, pero no importaba porque estaban muertos.
Muchas cosas
se han escrito, en el reglamente del deporte de amar a Dios, pero ninguna tiene
su firma, nadie le comunicó lo que decía el reglamento, nadie le preguntó por
las reglas. Él solamente tiene una regla, la del Amor, no el de amar a algo si
nos cae bien, nos conviene o podemos conseguir algo: “Amor Incondicional, sin límites,
sin exclusiones, sin discriminaciones, sin yo, sin tú, sin Dios”.
Nos preguntamos
si existe, decimos que sí o que no, pero el juego lo hemos creado nosotros,
hemos puesto el reglamento: “Dios es el Todo de todos los todo, es el Absoluto
de todos los absolutos”. Las reglas: “No nacido, Omnipresente, todo es parte de
Él, sin final, Eterno, …”, son nuestras reglas, es un deporte llamado Dios,
hemos cambiado las reglas cuando nos ha parecido, sin preguntar y sin informar,
pero no hemos cambiado el nombre del juego, ni la definición, tenemos el
Concepto de lo que Es Dios, y que es nuestra meta el llegar a manifestarle en
nosotros, cuando más que jugadores, entrenadores o público, seamos el propio
juego.
Es un
juego: Absoluto, Total, en el que no vale jugar o ser espectador, o técnico, o
de la dirección, hay que ser “El Juego Mismo”.
Esas son
nuestras reglas, Dios es Absoluto, y eres Dios o no lo hay.
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