No pretendo molestaros

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Yui Shin

lunes, 26 de diciembre de 2016

HABLANDO DE DIOS


          Bueno, como todos sabemos, Dios es un alguien que algunos dicen que existe y otros que no, unos dicen que puede verse y otros que no. Con tanta diversidad de opiniones, es difícil hablar de algo que no estamos de acuerdo si tan siquiera existe.
          Cuando hablamos de la filosofía y la naturaleza del futbol, todos estamos de acuerdo, que no tocar el balón con las manos le da emoción y dificultad. Que si alguno, porque se le da mejor jugar con las manos o en un momento le viene mejor usarlas lo hace sin ser el portero, va a ser sancionado y si no hace caso expulsado del juego.
          Si vamos a otros deportes, puede ser al contrario, que solamente puedes tocar con las manos o cualquier parte del cuerpo que no sea los pies, siempre hay un enchufado que sí puede, pero las cosas no siempre son justas.
          Es algo que facilita el poder mezclarnos, que lo hagamos con un reglamento, para que todos sepamos hasta donde podemos llegar y lo que podemos hacer.
          Al único que mangoneamos siempre es a Dios, no le dejamos que hable, ni tan siquiera que opine; imponemos nuestras reglas, pero el que tiene que meter los goles es Él, que es el responsable del resultado.
          Decimos que si no llueve y queremos que llueva, hay que hacer sacrificios. Pues sacrificamos a unas vírgenes o animales cebados, o unos miles de esclavos, y si no llueve, nos cabreamos y le cambiamos por otro.
          Que si asesinamos a alguien en su nombre, nos da un palacio y cuantas parejas jóvenes deseemos, comida, riquezas, y lo que queramos escribir en el reglamento, al final, claro, a todos les da vergüenza volver y decir que les han engañado. El único que gana es el que dice que son las reglas Divinas, que muchas veces parecen “Del vino”, pues solamente alguien borracho puede engañar a la ignorancia, o decir que lo dice Dios.
          Otras veces dicen las reglas, que si luchas por la justicia en su nombre, las balas no te herirán, y miles de indios muertos, y de muchas otras razas, se volvieron ateos, pero no importaba porque estaban muertos.
          Muchas cosas se han escrito, en el reglamente del deporte de amar a Dios, pero ninguna tiene su firma, nadie le comunicó lo que decía el reglamento, nadie le preguntó por las reglas. Él solamente tiene una regla, la del Amor, no el de amar a algo si nos cae bien, nos conviene o podemos conseguir algo: “Amor Incondicional, sin límites, sin exclusiones, sin discriminaciones, sin yo, sin tú, sin Dios”.
          Nos preguntamos si existe, decimos que sí o que no, pero el juego lo hemos creado nosotros, hemos puesto el reglamento: “Dios es el Todo de todos los todo, es el Absoluto de todos los absolutos”. Las reglas: “No nacido, Omnipresente, todo es parte de Él, sin final, Eterno, …”, son nuestras reglas, es un deporte llamado Dios, hemos cambiado las reglas cuando nos ha parecido, sin preguntar y sin informar, pero no hemos cambiado el nombre del juego, ni la definición, tenemos el Concepto de lo que Es Dios, y que es nuestra meta el llegar a manifestarle en nosotros, cuando más que jugadores, entrenadores o público, seamos el propio juego.
          Es un juego: Absoluto, Total, en el que no vale jugar o ser espectador, o técnico, o de la dirección, hay que ser “El Juego Mismo”.
          Esas son nuestras reglas, Dios es Absoluto, y eres Dios o no lo hay.


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