No pretendo molestaros

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Yui Shin

miércoles, 18 de enero de 2017

DANDO NOMBRES

        Hace muchos siglos, mucho, mucho tiempo, el hombre hizo amistad con el caballo. Entre ellos nació una amistad y una relación, que ha llegado a nuestros días.
        En aquél momento y siendo el único medio que usaba el hombre para transportarse aparte de las piernas, le llamó: Vehículo.
        Pasado el tiempo, aprendió a cruzar los ríos y lagos utilizando los troncos caídos o las grandes ramas, viendo que le servía también para transportarse, le llamó: Vehículo.
        Era simple cuando pedías un vehículo, si no era el caballo, pues te daban un madero.
        Vinieron: la canoa, la bicicleta, el barco, el coche, el avión, los camellos, los patines, viendo el hombre que le servían para transportarse, les llamó: “Vehículo”.
        El león nació, hace mucho, mucho tiempo, no sabe cómo se llama, ni tan siquiera sabe que es un león, es el hombre quien le llama así porque no sabe lo que es. Para ocultar su ignorancia, el hombre le pone nombres a todo, para decidir lo que las cosas son. Eso le hace sentir seguridad, pues no necesita saber o hacer lo que la naturaleza de las cosas les hace ser.
        El león no sabe lo que es, no tiene nombre para sí mismo, simplemente vive siendo león toda su vida, el árbol no sabe que es árbol, no entiende de primavera o invierno, simplemente florece cuando su naturaleza es la de florecer.
        Nosotros en nuestra laboriosidad, creamos la Torre de Babel, dándole nombres a todo, pensando que era debido a nuestra inteligencia privilegiada. Al final cuando nos piden un: “Vehículo”, no sabemos lo que nos están pidiendo, pues llamamos así a demasiadas cosas debido al uso que tienen, al no conocer su naturaleza.
        Hemos llegado al punto, de que cuando decimos: "Pareja, matrimonio, hombre, mujer, religión, Dios, Vida, Amor", nos tienen que explicar de qué estamos hablando, pues le hemos dado el mismo nombre a tantas cosas, tan diferentes y heterogéneas que es difícil saber de qué estamos hablando.
        Le decimos a alguien que le amamos, y esta persona puede estar entendiendo algo totalmente diferente de lo que decimos, no porque no entienda la palabra, sino porque no sabe si queremos un avión, una bicicleta o un patinete.
        Hemos perdido hace tanto tiempo el significado de: “Los valores, de los conceptos, de las palabras, de nuestra naturaleza, y a lo que fue dado ese nombre y por qué”, que vivimos como palomas, creyendo que seguimos siendo leones.
        Viviendo en el circo, viviendo en un zoo, viviendo en la selva, el león nunca ha sabido lo que es, nunca ha sabido su nombre, simplemente ha vivido siendo León.


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