Hace
muchos siglos, mucho, mucho tiempo, el hombre hizo amistad con el caballo. Entre
ellos nació una amistad y una relación, que ha llegado a nuestros días.
En
aquél momento y siendo el único medio que usaba el hombre para transportarse aparte de las piernas, le llamó: Vehículo.
Pasado
el tiempo, aprendió a cruzar los ríos y lagos utilizando los troncos caídos o
las grandes ramas, viendo que le servía también para transportarse, le llamó: Vehículo.
Era
simple cuando pedías un vehículo, si no era el caballo, pues te daban un
madero.
Vinieron: la canoa, la bicicleta, el barco, el coche, el avión, los camellos, los
patines, viendo el hombre que le servían para transportarse, les llamó: “Vehículo”.
El
león nació, hace mucho, mucho tiempo, no sabe cómo se llama, ni tan siquiera
sabe que es un león, es el hombre quien le llama así porque no sabe lo que es.
Para ocultar su ignorancia, el hombre le pone nombres a todo, para decidir lo
que las cosas son. Eso le hace sentir seguridad, pues no necesita saber o hacer
lo que la naturaleza de las cosas les hace ser.
El
león no sabe lo que es, no tiene nombre para sí mismo, simplemente vive siendo
león toda su vida, el árbol no sabe que es árbol, no entiende de primavera o
invierno, simplemente florece cuando su naturaleza es la de florecer.
Nosotros
en nuestra laboriosidad, creamos la Torre de Babel, dándole nombres a todo,
pensando que era debido a nuestra inteligencia privilegiada. Al final cuando
nos piden un: “Vehículo”, no sabemos lo que nos están pidiendo, pues llamamos
así a demasiadas cosas debido al uso que tienen, al no conocer su naturaleza.
Hemos
llegado al punto, de que cuando decimos: "Pareja, matrimonio, hombre, mujer,
religión, Dios, Vida, Amor", nos tienen que explicar de qué estamos hablando,
pues le hemos dado el mismo nombre a tantas cosas, tan diferentes y heterogéneas
que es difícil saber de qué estamos hablando.
Le
decimos a alguien que le amamos, y esta persona puede estar entendiendo algo
totalmente diferente de lo que decimos, no porque no entienda la palabra, sino
porque no sabe si queremos un avión, una bicicleta o un patinete.
Hemos
perdido hace tanto tiempo el significado de: “Los valores, de los conceptos,
de las palabras, de nuestra naturaleza, y a lo que fue dado ese nombre y por qué”,
que vivimos como palomas, creyendo que seguimos siendo leones.
Viviendo
en el circo, viviendo en un zoo, viviendo en la selva, el león nunca ha sabido
lo que es, nunca ha sabido su nombre, simplemente ha vivido siendo León.
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