Cuando leo, especialmente en otras publicaciones más que en los libros, trato de encontrar
el punto desde donde escribe esa persona, tratando de ver las cosas desde una
perspectiva diferente a la mía, que pienso, es mi manera de aprender.
No trato de
cambiar mi visión, que para mí es la única importante, sino de enriquecerla,
aportando unas experiencias que nunca tendré, al ser la de otras personas. Una
de las cosas que me llaman la atención es, la cantidad de opiniones que se
basan principalmente, en lo que los demás escriben o dicen. Que siendo en lo
que hemos entendido, tratan de argumentar con la literalidad de lo escrito.
Leía el
otro día acerca de la indefensión, adoctrinamiento y la incapacidad del niño
cuando nace para marcarse su camino, arrastrado por las opiniones de: “Sus
padres, familiares, sociedad”, siendo convertido prácticamente en un inútil
para ser él mismo, para realmente vivir su vida, al vivir arrastrado por la
comunidad, la sociedad, incapaz de crearse a sí mismo por nacer totalmente
indefenso y sin conocimientos de sus vidas pasadas, sin la preparación para
enfrentarse a la Vida desde su nacimiento.
Se venden
gran cantidad de ordenadores a diario, vienen con el sistema operativo y algún
programa básico, desde un fabricante. Si viniesen con todos los programas sin
poder ser modificados, tendríamos que buscar el que nos pudiese ayudar a hacer
el trabajo que hacemos. No nos valdría cualquier ordenador, sino aquél que le
incorporamos los programas que necesitamos. Independientemente del programa, al
apretar la tecla de una letra o signo, siempre se escribe el mismo.
Un niño, lo
primero que tiene que hacer es nadar alocadamente, sin rumbo, sin saber a donde
va, sin saber tan siquiera, que está compitiendo para ser el sistema operativo
de una persona. Millones de sistemas operativos, son lanzados a la oscuridad,
para que solamente uno llegue a evolucionar en persona. Todos compiten, no
contra los demás, sino para que pueda nacer esa persona y existir en ella.
Faltándole todavía,
una parte, nada desesperadamente sin saber por qué, hasta llegar al óvulo, con
el que completa el sistema operativo, transformándose en una célula. Si realmente
hubiese nacido en la ignorancia, no habría llegado hasta aquí tan siquiera,
pero no solamente llega, se multiplica formando nuevos sistemas operativos, los
cuales se van especializando para crear la conciencia de una persona: “Ojos, nariz,
corazón, cerebro, cada uno de ellos con infinitos sistemas operativos, para que
no fallen nunca”.
Finalmente,
el sistema operativo completo sale a la luz, es el momento de ser útil, no es
una persona separada la que ha nacido, es un sistema operativo y único, al
servicio de la Humanidad. Esto es lo natural.
Pero nacemos
en absoluta libertad, como únicos responsables de nuestra forma de manifestar
la vida. Para ello no podemos nacer con un programa, creado por alguien y un
uso determinado. Hemos nacido sin programas, por lo que al principio nuestra
utilidad no es excesiva, aparte de aportar el amor y la felicidad en los corazones
de los demás.
Ningún ordenador
es muy útil solamente con el sistema operativo, son los programas los que
principalmente determinaran su utilidad. El trabajo, el vivir del niño, está
dedicado exclusivamente a crear sus programas, en determinar cuál será su
utilidad a la Humanidad, siendo, que será exclusivo, único, creado enteramente
por sí mismo. Porque si alguien lo programase no estaría utilizando su
libertad, delegando al mismo tiempo su responsabilidad.
La vida es
como la vemos cada uno, lo que aprendemos no viene de lo que hay en la vida,
sino de nuestra forma de percibirlo, de nuestra reacción, de si usamos nuestra
libertad o delegamos la responsabilidad aceptando que nos inserten programas
ajenos.
Cuanto nos
dicen, cuanto vivimos son el trabajo donde las musas, permitirán desde su silencio
que creemos nuestros programas, para servir a la Humanidad, a nosotros mismos. Nuestro
programa determinará si somos Dios o algo externo al Todo, no hay un Dios que
nos diga o determine nuestro programa, es nuestro programa el que determinará
si Dios vive.
Estas ideas
que aceptan tantas personas, son las que hacen que un niño, antes de nacer sea
solamente un trozo de carne, que si nos molesta podemos desechar, el pensar si
tiene alma, si realmente es una persona. Cuando era simplemente un óvulo, nadó
desesperadamente para ser Hijo de la Humanidad, compitió no por ser el primero
o único que llegase, sino para ser una ayuda para que la Humanidad pudiese
nacer y existir con él.
A veces cuando
analizamos la Vida desde sus utilidades, desde el cerebro aceptando solamente
lo que percibimos desde nuestra ignorancia, cuando no vemos que el no cargar
con los recuerdos de la Vida existente durante miles de millones de años, no es
despreocupación de la Vida, sino su perdón, su olvido de cuanto hemos hecho,
permitiéndonos vivir libremente, aceptando cargar con todo el conocimiento, que
nos permitirá funcionar y crear un sistema operativo desde una célula, para que
un ser humano pueda crear la Humanidad.
Todas las
constelaciones saben lo que tienen que hacer, sin tener que recordar.
Todas las
estrellas son estrellas a lo largo de su existencia.
Nosotros tenemos
la Libertad de crear nuestro propio sistema operativo, para crear la Humanidad,
la Vida nos permite nacer como humanos, pero nos deja libertad, para si
queremos vivir en la Humanidad o en una sociedad de gente.
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