Hace tiempo
que tengo dos temas en espera, para escribir acerca de ellos, uno es el
Ayurveda, que tendré que leer los apuntes que tengo de hace años, para plasmar
lo que las palabras digan.
El otro es
un tema mucho más común y que difícilmente podemos leer cosas sin encontrarnos
con él. Ya he escrito anteriormente acerca de mi forma de mirarlo, pero al
parecer voy a hacerlo de nuevo. El tema es el cáncer.
No teniendo
estudios acerca de medicina, ni de dietética, ni contaminaciones, ni genética,
ni todas esas cosas que producen cáncer en nosotros, solamente me queda esperar
que las letras signifiquen algo que os ayude.
Encontramos
tantos métodos de combatir el cáncer,
descubrimos tan frecuentemente mutaciones y variaciones en sus manifestaciones,
hay tantas cosas que lo producen o ayudan a que se desarrolle. Podemos desarrollarlo
por respirar debido a la contaminación de aíre, al beber incluso agua, cuanto más
con bebidas con contenidos químicos, puede llegarnos por los alimentos, por su
tipo, por nuestro metabolismo particular, por la contaminación o manipulación
de los alimentos, por comer caliente, por comer frío. Podemos padecerlo por
tener relaciones sexuales y por no tenerlas. Por amar y por no hacerlo.
Parece que
sea de tipo vírico, de mutación celular, de consecuencias de contaminación,
envejecimiento, forma de vida, emocional o mental, es algo que no podremos
librarnos de él.
Básicamente,
es la autodestrucción de un organismo, el suicidio de unas células en su afán
de destruir a aquellas que las sustentan. Podemos mirar cómo se llega a esta
situación, podemos analizar la genética, las células, el aire, los alimentos,
todo cuanto nos rodea. Probablemente encontraremos culpables: a los poderes,
las grandes fortunas, la ambición de las multinacionales, los laboratorios médicos y si todo falla,
podemos recurrir al de siempre, a Dios, que no se defiende.
Hubo un
tiempo, cuando no podíamos navegar por los océanos, que comenzamos a contaminar
los ríos, lagos, bosques y montes. Matábamos animales y dejábamos sus restos
contaminando el entorno, por supuesto la Naturaleza podía con ello. Los animales
también contaminaban y producían CO2 con sus flatulencias y fermentaciones, sus
grandes heces, sus cadáveres, todo ello contaminando el entorno, pero la
Naturaleza podía con ello. La vegetación fermentaba, se pudría, produciendo
contaminación en su descomposición, pero ¡Oh! La Naturaleza.
Hemos contaminado,
nuestro cuerpo. Lo modificamos con cirugías, para moldearlo a nuestra voluntad.
Hemos contaminado y destruido la salud de sus: “ríos, mares, tierras, bosques,
montañas, glaciares, acuíferos, aire, …”, no hemos dejado nada que no hallamos
contaminado, hemos destruido su salud, le llevamos al borde del colapso, le
tenemos en un punto que difícilmente podrá recuperarse, somos su “Cáncer”. Todavía
nos extraña que lo que usamos de la Tierra, nos lo produzca a nosotros.
Destruimos nuestro
Cuerpo de Humanidad, con: “Ambiciones, guerras, odios, egoísmo, creando el tipo de cáncer llamado “Inhumanidad,
que morirá al mismo tiempo que la Humanidad, como todos los cánceres.
Destruimos,
nuestras mentes, nuestras emociones, nuestros cuerpos físicos, al no: “Respetarlos,
amarlos, cuidarlos, alimentarlos correctamente, conviviendo en armonía, paz,
amor y respeto por ellos, pero no hay cáncer que no actúe de esta manera,
conquistar y destruir lo que le da la Vida. Una vez que lo consigue, muere y
desaparece también.
Tampoco nosotros,
sobreviviremos a la Tierra, sea esta u otra, a nuestro cuerpo, nuestra mente,
nuestros sentimientos, porque no podemos prescindir de nada de lo que conforma
nuestra existencia, sin que perdamos algo de lo que somos.
Hay personas que viven atacándose
continuamente, sin respetarse, sin autoestima, no siendo capaces de amarse y
aceptarse.
Es solamente una cuestión de tiempo que
alguna de sus células aprenda a vivir como la persona de la que forma parte,
pueden vivir sin respirar, sin vivir, pero sobre todo destruyendo la
individualidad de la que forman parte, destruyéndose a sí mismo.
Olvidamos, que
la genética es simplemente la información, de cómo hemos llegado a donde
estamos. Que la energía que estamos rodeados, almacena también información de
nuestras vidas, de nuestras personalidades y forma de relacionarnos con la
Tierra y cuanto en ella hay. Que nuestras células, que nuestro esperma y óvulos,
tiene cuanta información hemos aportado con nuestro vivir, desde millones y
millones de años.
Pero en
nuestra incapacidad para aceptar la responsabilidad que tenemos, pensamos que
las enfermedades, que el cáncer, es solamente para adultos, como si nuestros hijos
no fueran herederos de lo que hemos creado, bueno o malo.
Queremos erradicar
nuestra naturaleza cancerígena y sus consecuencias, modificando cosas, sin
cambiar las semillas que llevan a esas consecuencias, que somos nosotros.
Quitarle las
plumas a una gallina, una cada año, la dejará sin plumas, pero no evitará que
sea una gallina.
Si queremos
erradicar el cáncer, deberíamos dejar de vivir como tal. Un cambio radical,
hace innecesaria la cosmética.
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