Nos
recuerdan algunos dichos antiguos, que si queremos llegar lejos, lo mejor es
vivir equilibrados.
A
veces no se trata solamente de asentarnos firmemente, de tener una buena base,
porque encima de una buena o inestable base, seguimos estando nosotros con
nuestro yo.
Leía
ayer en la página de Lucía, uno de estos proverbios de origen chino, si no
recuerdo mal del Taoísmo: "Quien se pone de puntillas, no se
sostendrá por mucho tiempo".
La
única identidad que realmente podemos mantener eternamente, es la del Tao,
todas las demás se manifiestan cual bailarina de ballet, haciendo equilibrios
aptos para la danza, pero no para la existencia.
Todos
tenemos más o menos grande a esa bailarina, existiendo en nosotros gravada en
nuestro ser. No siendo parte nuestra, pero que llevamos visible, con orgullo, a
la cual imitamos en todas nuestras experiencias.
Creamos
a un Dios, que nos serviría de ejemplo, como meta, y lo derribamos una y otra
vez, alejándonos de la Naturaleza que le dimos.
Dijimos
que éramos Vida, una Vida Absoluta y Eterna, que era la misma en todas las
manifestaciones. Vivimos en la destrucción y la guerra, no para cambiar las
cosas, sino con la intención de destruir y crear la muerte en lo demás, en los
otros.
Soñamos
con la Humanidad, en el Hombre, en una convivencia de armonía, idílica. Solamente
las plantas y los animales irracionales han conseguido mostrar ese amor y esa
armonía que nosotros nos adjudicamos.
Mirando
alrededor, pocos sitios encontramos en los que nuestra existencia se esté
acercando al Tao, a la Humanidad, a la armonía que soñamos, que decimos que es
nuestra naturaleza, nuestra realidad.
Nos
dedicamos a crear organizaciones y grupos para ayudar al necesitado, siendo
incapaces de crear ayuda al mismo ritmo que creamos necesidades.
Lao
Tse, nos dijo lo del filo de la espada, lo de sujetarse de puntillas, pero no
solamente creemos que vivimos en la sinceridad de mostrar lo que somos, sino
que lo que tenemos, nuestra sociedad, es así, porque los demás no lo hacen.
Si
algo faltase, no habría Tao.
Si
todo está unido, no habría Tao.
Si
alguien está de puntillas, no habría Tao.
Si
todos viviésemos equilibrados, no habría Tao.
Tampoco
lo habría, si alguna de esas cosas faltase.
Porque
existir en el Tao, sigue sin ser el estar de puntillas o equilibrado. Es cuando
no hay nada que pueda estar de puntillas o equilibrado, cuando está naciendo el
Tao.
"Quien
se pone de puntillas, no se sostendrá por mucho tiempo".
Pero no es solamente que se esté de puntillas, sino que exista algo que pueda
ponerse.
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