No pretendo molestaros

Al parecer, algunas personas se sienten ofendidas porque no las agrego a mi foro. No tengo, ni pertenezco a ninguno, simplemente escribo y lo publico en abierto, para que libremente pueda ser leído o comentado por las personas que lo deseen. Suelo comentar las páginas que me lo permiten y les parezca bien, de las personas que me añaden a su foro. Suele ser lo que siento al ver lo que han publicado, intentando dar una visión diferente, desde la que ha sido escrito. Lo que os agradezco.

Si tenéis que pagar para entrar en la página, no es la original. Como digo a la derecha es Gratuita y sin publicidad.
Yui Shin

sábado, 13 de mayo de 2017

AMANECIENDO

          Nos hemos sumergido de tal manera en frases bonitas, ejemplarizantes, idílicas, que dejamos de percibir la realidad, el significado con el que fueron pronunciadas o escritas, el espíritu de lo que expresan. Tan sumergidos estamos en leerlas e interpretar nuestro entendimiento, que no somos capaces de recordar que hay que calzarse los zapatos de quien las escribió o pronunció, para vivirlas realmente.
          Nos hablan las religiones del amanecer, de su luz titubeante y tamizada por las nubes, que poco a poco va creciendo y proporcionando calor a nuestra vida.
          Absortos en estas promesas, nos sentamos cada noche a la luz de las hogueras durante miles de años, tratando de encontrar la luz de un nuevo amanecer. Hablamos de amaneceres, nos sentimos extasiados, sumergidos absortos y transportados  por semejante maravilla. Rompiéndose algo en nuestro interior, cada vez que nos alejamos de la hoguera sumergiéndonos en la oscuridad y el frío de la noche.
          Cansados y frustrados, por vivir solamente en la fe, en la confianza, en la esperanza de que un día nos llegue el “Nuevo Amanecer”, las hogueras faltas de combustible, son apagadas a altas horas de la noche, para dormir y soñar con el amanecer.
          Nos dicen que la Meditación, nos llevará al Amanecer, pero es necesario huir de las hogueras, sumergirse en el frío de la noche, aguantar la eternidad de la oscuridad nocturna, y no interponer el yo que reflejaría su sombra, impidiendo que el Sol amaneciera.
          Escuchamos y leemos, las palabras de: “Amarás a Dios sobre todas las cosas”, que sustituían el: “Ojo por ojo”, que cambiaban la venganza por el amor. Entendiendo que tenemos que amar a nuestro dios, al dios al que le pedimos y exigimos que cumpla con nuestros deseos, a lo que nosotros entendemos como dios, pero el que dijo la frase, se refería al que Él había experimentado.
          “Amarás al prójimo como a ti mismo”, sin estar dispuestos a poner a nuestro ego en su cruz, sin ser todos los seres sus hijos, su rebaño. “El Padre y yo, somos Uno”, pero ese yo: “A quién se refería, ¿Al rebaño, a los que entregaba su ser?”.
          No podemos ser la frase, desde nuestros propios zapatos. No podemos ni tan siquiera entender la letra, si al menos no somos capaces de ir descalzos.
          Creemos en cielos y en infiernos, desde el entendimiento de un Dios, que vive y existe separado de su Creación, que conocemos por lo que alguien ha dicho o escrito. Sin embargo nos sentimos en nuestro derecho de juzgarle, comparándole con lo que nos han contado. Sentados en la hoguera hablando del sol, defraudados porque la oscuridad nos rodea fuera de la hoguera, porque no somos capaces de permanecer despiertos, porque no somos capaces de dejar de ser lo que crea la sombra en la que vivimos, incluso cuando ha salido el sol, cuando ha amanecido.
          Creemos en cielos de huríes, cuando ocultamos la belleza de la mujer, porque nos incita al pecado, cuando nos permitimos forzar y violar a las mujeres, que quieren acompañarnos, que quieren mostrar que son compañeras y que comparten el cielo con nosotros. Porque cuál es la labor de esas huríes, aparte de ser siempre jóvenes y satisfacer nuestros deseos, en un cielo en el cuál son simples juguetes, simples objetos para satisfacer los deseos del hombre.
          Hemos olvidado, que todos los grandes Maestros: Shakyamuni, Jesús, Mahoma, Mahavira, han tenido entre sus grandes discípulos a mujeres, siendo ellas las que les han acompañado hasta el momento de su muerte, las más fieles, las que han conservado el Espíritu de la Vida, el fuego sagrado. La mujer siendo la Madre, es la que da vida, la que protege en su propio ser al amanecer que no ha nacido, la que de alguna manera sustenta la Vida, mientras el hombre la trabaja.
          El Big Bang, sería la energía masculina de nuestro Universo, los millones de años en los que el Fuego de la Vida se ha mantenido y evolucionado, es en gran medida la actividad de la energía femenina, que no podría hacer nada sin la masculina, al igual que la masculina no habría podido explotar y crear un comienzo, sin la Vida femenina.
          Podemos seguir alimentando hogueras, frases, deseos, egos, aguantando hasta altas horas de la noche, para seguir en sueños el amanecer.
          O podemos ser la frase que amanece.


No hay comentarios:

Publicar un comentario