No nos engorda tener mucha comida en casa,
sino comer demasiado.
No mata el que existan las armas, sino el
que las usemos para matarnos.
No hay hambre por la falta de alimentos,
sino por su mal reparto.
Dicen, que un hombre ante una multitud
hambrienta, repartió entre todos, cinco panes y dos peces, no les dio lo mismo
a cada uno, sino que lo repartió con justicia. Todos fueron saciados, pues no
hay mejor alimento que la Justicia.
Y es que nuestras vidas no dependen de
tener un Universo, sino de lo que hagamos de Él, de qué es con lo que lo
llenamos.
Todo es Vacío, todo es Uno, pero ese Vacío,
ese Todo, manifiestan: “Con lo
que lo hemos llenado”, “El recipiente en el que lo hemos acogido”.
Si queremos que la Vida no nos haga daño,
que la Vida sea una explosión de felicidad, hay un camino: “Llenar de Amor el Vacío, que el Todo esté
contenido en el Amor”.
Esa es nuestra responsabilidad, nuestro
hacer, porque no es la Vida la que Es, sino nuestra Creación la que llena el
Vacío.
La Co-creación empieza en nuestra propia creación...
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