No pretendo molestaros

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Yui Shin

lunes, 31 de julio de 2017

LA FALACIA DE LAS LEYES


          El Taoísmo es un caminar desde un Caos, tratando de establecer un orden, para alcanzar el Caos. “Es la creación, la necesidad de la primera ley, tratando de establecer un orden obligado, al tener que forzar a alguien que ha roto la convivencia natural, lo que crea el caos en el que se vive, necesitado de leyes que obliguen a introducir por enforzamiento la dignidad en la convivencia”.
          Salomón, debido a la dificultad de decidir la dignidad de una u otra mujer, decide dividir en dos a un recién nacido, para cumplir con la ley o tratando de acercarse a los escritos, al no tener suficiente conocimiento para aplicar justicia. Al aceptar la injusticia, la madre consiguió encontrarla.
          Cuando se vive con dignidad, cuando la convivencia está basada en la dignidad individual, las leyes son innecesarias para que la justicia impere en la sociedad. Solamente habría que dialogar, si existiesen discrepancias o pedir opiniones, al no poder evitar tener entendimientos diferentes.
          Solamente cuando se ignora la dignidad, es necesario crear reglas escritas, que nos fuercen a convivir en la justicia, en lo justo, imponiéndonos leyes escritas, que estando basadas en lo justo o tratan de buscar la justicia. Pero son simples palabras, carentes de dignidad y esclavas de la interpretación y manejo de los encargados de explicarlas.
          Jacinto Benavente en: “Los intereses creados”, escribió acerca de la coma (,), cambiando totalmente la interpretación de las leyes escritas. Pudiéndose interpretar como inocente o culpable, según la colocación de las “comas”, al que esperaba la justicia por sus actos.
          Hoy puedes encontrar un buen abogado o uno malo, o uno de oficio, que a veces sabe lo que tiene que defender y otras simplemente acude para decir las leyes según el tema. Tu suerte, tu vida, depende de cómo sea capaz de poner las comas y explicar lo escrito en las leyes. De cómo y cuantas leyes escritas recuerde, pues obviamente cuando hay un juicio, es porque alguien no sabe el significado o la existencia de dignidad.
          Nuestras vidas penden de las interpretaciones de lo escrito, de la mayor o menor capacidad verborreica, de alguien que ha estudiado para poder retorcer lo escrito en las leyes, para poder interpretarlo desde su interés, para poder defender, atacar o acusar, la dignidad o la indignidad indistintamente, dependiendo de su función o quién le paga. Nada que ver con la dignidad o con la Justicia.
          Con un juez que depende: de su conocimiento de lo escrito, de la interpretación de las explicaciones, con su experiencia de vida personal, a veces los intereses de su cargo o de las personas de las que depende, de las circunstancias en las que está. Para ello tiene que decidir: “Quién ha llegado con dignidad, quién con indignidad”.
          Puedes encontrar que alguien ha entrado en tu casa y eres expulsado de ella, las leyes defendiendo al “okupa”, sin que se te permita convertirte en “okupa”, porque eres el propietario y una persona decente y honrada.
          O ser una persona que has sido violada, bien: físicamente, moralmente, en tu dignidad o socialmente, o puedes ser la persona que has sido acusada injustamente. Puedes recibir la aplicación de las leyes según han sido interpretadas en la ocasión, pero difícilmente justicia.
          Creemos que son los cuerpos de seguridad, los abogados, los jueces, los legisladores, los culpables de tanto escrito para estar en una sociedad donde reina la injusticia, donde los derechos que se defienden pertenecen a los que incumplen las leyes.
          Pero todos esos cargos son ocupados por personas del pueblo, es la indignidad en la convivencia del pueblo, la que hace necesario legislar las leyes y poner quien las obligue a cumplir.
          No siendo capaces de saber que existe, lo que es y usar la Dignidad en nuestro vivir, en nuestra convivencia para que resulte una sociedad, obligamos a crear esa “Primera ley, origen del caos en el que vivimos”.
          En un caos, donde hemos perdido nuestra libertad al tener que ser forzados a cumplir las leyes que ha habido que escribir.
          En un caos, donde pedimos Justicia, porque no sabiendo lo que es la Dignidad, vivimos en la indignidad, que hace necesarias las leyes que nos obliguen a parecer una sociedad.
          Creer que la Justicia proviene de las leyes, es una falacia. Pues tener que decidir lo que es justo, es que alguien antepone su ego a la Dignidad, que incumplió su responsabilidad en la sociedad.
          Hay una sola Ley que nace de la Dignidad: “Amaos los unos a los otros, hasta olvidar el yo y lo demás”.


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