El Taoísmo
es un caminar desde un Caos, tratando de establecer un orden, para alcanzar el
Caos. “Es la creación, la necesidad de la primera ley, tratando de establecer
un orden obligado, al tener que forzar a alguien que ha roto la convivencia
natural, lo que crea el caos en el que se vive, necesitado de leyes que
obliguen a introducir por enforzamiento la dignidad en la convivencia”.
Salomón,
debido a la dificultad de decidir la dignidad de una u otra mujer, decide dividir en dos a
un recién nacido, para cumplir con la ley o tratando de acercarse a los escritos,
al no tener suficiente conocimiento para aplicar justicia. Al aceptar la
injusticia, la madre consiguió encontrarla.
Cuando se
vive con dignidad, cuando la convivencia está basada en la dignidad individual,
las leyes son innecesarias para que la justicia impere en la sociedad. Solamente
habría que dialogar, si existiesen discrepancias o pedir opiniones, al no poder
evitar tener entendimientos diferentes.
Solamente cuando
se ignora la dignidad, es necesario crear reglas escritas, que nos fuercen a convivir
en la justicia, en lo justo, imponiéndonos leyes escritas, que estando basadas en
lo justo o tratan de buscar la justicia. Pero son simples palabras, carentes de
dignidad y esclavas de la interpretación y manejo de los encargados de
explicarlas.
Jacinto
Benavente en: “Los intereses
creados”, escribió acerca de la coma (,), cambiando totalmente la
interpretación de las leyes escritas. Pudiéndose interpretar como inocente o
culpable, según la colocación de las “comas”, al que esperaba la justicia por
sus actos.
Hoy puedes
encontrar un buen abogado o uno malo, o uno de oficio, que a veces sabe lo que
tiene que defender y otras simplemente acude para decir las leyes según el
tema. Tu suerte, tu vida, depende de cómo sea capaz de poner las comas y
explicar lo escrito en las leyes. De cómo y cuantas leyes escritas recuerde,
pues obviamente cuando hay un juicio, es porque alguien no sabe el significado
o la existencia de dignidad.
Nuestras vidas
penden de las interpretaciones de lo escrito, de la mayor o menor capacidad
verborreica, de alguien que ha estudiado para poder retorcer lo escrito en las
leyes, para poder interpretarlo desde su interés, para poder defender, atacar o
acusar, la dignidad o la indignidad indistintamente, dependiendo de su función
o quién le paga. Nada que ver con la dignidad o con la Justicia.
Con un
juez que depende: de su conocimiento de lo escrito, de la interpretación de las
explicaciones, con su experiencia de vida personal, a veces los intereses de su
cargo o de las personas de las que depende, de las circunstancias en las que
está. Para ello tiene que decidir: “Quién ha llegado con dignidad, quién con
indignidad”.
Puedes encontrar
que alguien ha entrado en tu casa y eres expulsado de ella, las leyes
defendiendo al “okupa”, sin que se te permita convertirte en “okupa”, porque
eres el propietario y una persona decente y honrada.
O ser una
persona que has sido violada, bien: físicamente, moralmente, en tu dignidad o
socialmente, o puedes ser la persona que has sido acusada injustamente. Puedes recibir
la aplicación de las leyes según han sido interpretadas en la ocasión, pero difícilmente
justicia.
Creemos que
son los cuerpos de seguridad, los abogados, los jueces, los legisladores, los
culpables de tanto escrito para estar en una sociedad donde reina la
injusticia, donde los derechos que se defienden pertenecen a los que incumplen
las leyes.
Pero todos
esos cargos son ocupados por personas del pueblo, es la indignidad en la
convivencia del pueblo, la que hace necesario legislar las leyes y poner quien
las obligue a cumplir.
No siendo
capaces de saber que existe, lo que es y usar la Dignidad en nuestro vivir, en
nuestra convivencia para que resulte una sociedad, obligamos a crear esa “Primera
ley, origen del caos en el que vivimos”.
En un caos,
donde hemos perdido nuestra libertad al tener que ser forzados a cumplir las
leyes que ha habido que escribir.
En un
caos, donde pedimos Justicia, porque no sabiendo lo que es la Dignidad, vivimos
en la indignidad, que hace necesarias las leyes que nos obliguen a parecer una
sociedad.
Creer que
la Justicia proviene de las leyes, es una falacia. Pues tener que decidir lo
que es justo, es que alguien antepone su ego a la Dignidad, que incumplió su
responsabilidad en la sociedad.
Hay una
sola Ley que nace de la Dignidad: “Amaos los unos a los otros, hasta olvidar el
yo y lo demás”.
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