Un día al
despertar, Mister Wu se preguntaba: “Si era M.Wu que había
soñado que era una mariposa, o sería una mariposa soñando que era M.Wu”
Un día
estaba sentado Shakyamuni, y en su Despertar se levantó Buda.
Un día
subieron a Jesús a una cruz, donde nació Cristo, de donde al despertar al Espíritu,
bajó como Dios.
Nos hablan
tanto del Despertar, de la Iluminación, que olvidamos que tiene que estar Todo,
para que realmente sea Dios. Que para ser Todo, tiene que estar cada cosa, cada
algo, cada nada.
A veces
escuchando o leyendo las historias, las fábulas, los ejemplos, no somos capaces
de escribir la segunda parte, el final de lo leído, que es lo que debemos
aportar a lo que alguien nos ha entregado.
“Un día, al mismo
tiempo que M. Wu despertaba, lo hacía en su mundo una mariposa, que se
preguntaba: “Si sería una mariposa que había soñado ser M. Wu, o sería M. Wu
soñando que era una mariposa”.
“Un día, al despertar Buda, nació como
Shakyamuni”.
“Un día, Dios se subió a una cruz, y
al despertar a la manifestación, bajó como Jesús”.
En un
Todo, es el mismo quien duerme y quien despierta, quien sueña y quien está en
vela. Para Él, todo es real, todo es verdad, todo es sueño, todo es ilusión.
Con un pie
en cada orilla, Es, cuanto hay en el medio, sin posibilidad de dentro o fuera.
Cuando sabemos
que estamos soñando, cuando somos conscientes de ello, no nos asusta lo que
estamos viviendo por peligroso que sea. Lo que no evita que nos muramos de miedo
en el sueño.
Si soñamos
a menudo, con sufrimientos, peligros, o algo que nos quite la tranquilidad, no
importa cuán conscientes seamos del sueño, tarde o temprano afectará nuestra
vida en la vigilia.
Miramos el
sueño de vivir, como lo hacemos en el de nuestro descanso. Un cuerpo cansado se
acuesta, sueña con cosas que son irreales al despertar del cuerpo. Olvidamos que
M. Wu se pregunta no quién es, sino cuál es el que está soñando.
La realidad
es que ambos están soñando y despiertos, pues M. Wu es el mismo estando
durmiendo, soñando o despierto. A veces mariposa, a veces sueño, a veces M. Wu,
a veces vivo, a veces muerto. Pero sin poder dejar de ser él mismo.
Todo cuanto
percibimos o somos conscientes de ello, pertenece al mundo del sueño, que no
significa irreal en este caso, sino incompleto, que es solamente una parte de
lo que somos, del Todo.
Cuando los
Maestros nos explican una experiencia personal, lo tienen que hacer con
ejemplos, con palabras, acciones o signos. Pero es imposible transmitirnos
aquello que no entendamos en el Silencio, en la propia experiencia, en nuestro
propio Ser Silencio.
Las explicaciones
nos dan la consciencia o el conocimiento de lo que ellos experimentaron, pero
solamente en el plano de la dualidad: “Maestro-discípulo, relato-escucha,
vivido-aprendido, solamente un relato tratando de paliar el hambre de
conocimiento, una carta de menú para un hambriento”.
En el
Todo, no hay Vida opuesta al Sueño, ni Verdad, Real a Sueño o Irreal.
Decía Calderón
que: “La Vida es Sueño”, “Que los sueños, sueños son”. Pero la Vida es Vida y Sueño, el Sueño sin dejar de ser
sueño, solamente puede ser Vida.
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