Decía
el Tenorio, en sus intenciones de conquista, un poema que he cambiado un poco. He
tratado de adaptarlo a los tiempos modernos, que más que a la inocencia hay que
convencer al sentido común.
En
él están las quejas ineludibles, de tener que vivir en y cada ahora.
No es verdad ángel de amor,
Que, en esta apartada orilla,
Más pura la luna brilla,
Cuando eres una chiquilla,
Que, para vivir como las flores,
Sin responsabilidad y sin labores,
Vendemos nuestros amores,
Al mejor postor.
Que no queda agua limpia y pura,
Donde hay un pescador.
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