No pretendo molestaros

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Yui Shin

sábado, 28 de octubre de 2017

DIOS Y EL UNO

          Generalmente el Dios que siempre he querido conocer, es ese que no puede ser conocido, no es el de la Religión, ni tan siquiera es ese Dios del que hablamos, es el Dios de la Ignorancia, del de la Inexistencia, porque más que como Dios, solamente puede existir en el Vacío de lo Absoluto.
          Mirando alrededor, mirándose a sí mismo, el hombre observó que todo estaba relacionado, que no había nada que existiera excluido o en la separación.
          Creó entonces un concepto de un Todo inclusivo, en el que nada quedase excluido, en el que nada pudiese ser incluido, lo llamó Absoluto y le dio el nombre de Dios. Sabiendo que ese Dios, nunca sabría del hombre, de la Creación, del Universo o los Infinitos Universos, por no saber no podía saber de Dios.
          Obviamente es lo percibido, lo experimentado en sí mismo, en su convivencia, en su morir y nacer, en su continuidad en los hijos, en la descendencia y su propio pasado.
          “Así es arriba como abajo”, “El Todo está en las partes, …”, “Solamente el Silencio, puede expresar la Naturaleza de Dios”, “El Tao que no puede saber del Tao”, “El Buda que siendo Infinitos Budas, no puede existir nada más que siendo Vacío de Absoluto”. Mirando las frases, esas que tratamos de explicar, de entender, de saber, o de ignorar, podemos ver que Dios es solamente el resultado de una abstracción, tratando de explicar lo que es: “Absoluto”, sin manifestación de partes o individualidades.
          La posibilidad de Ser, no como Absoluto, sino como Uno, es simplemente, la necesidad de entender lo que no puede ser entendido. Un Absoluto en el que no puede existir nada fuera o dentro, que no puede nacer o morir, que no puede aumentar o disminuir, carece de toda posibilidad de poder percibirse, de conocerse, de saber que existe o tan siquiera que Es.
          Es por ello que la posibilidad de existencia de Dios, nace, cuando es Uno. La Seidad de todas sus individualidades, que no puede percibir su propia Seidad, o lo que es lo demás, no pudiendo percibir otra individualidad al no percibir la propia, es la Naturaleza de lo Absoluto.
          Pero ese Vacío de Absoluto, en el que nada ha dejado de existir, que el hombre que ha creado el concepto de Dios está viviendo a cada instante, le obliga a desarrollar el concepto, de la relación de su individualidad con el reto del Universo, lo que hace que tenga que crearse el Uno, en el que la propia individualidad se integra en el Universo, en los Infinitos Universos, o lo que sea la unión de Todo.
          La expresión máxima de ese amor que el hombre siente por lo que le rodea, es trasladada al concepto, a la abstracción, confiriéndole Naturaleza. Esa pérdida de poder percibir la Seidad propia, junto con la Seidad de las individualidades que nos rodean, necesaria en el concepto de Absoluto, transformada en Seidad sin ego o algo que la defina, es el Concepto del Amor, en el que incluso la percepción de unión está excluida, solamente lo Absoluto puede incluirse en el concepto de Dios, del Amor de Dios.
          La influencia o lo que afectan las partes al Todo, está en el equilibrio en el que cada individualidad es influida y afectada por el Todo. Es el concepto de Uno, en el que solamente la autocreación está contemplada. El Todo crea la parte, las partes crean al Todo. “Sin personas no hay Buda, sin Buda no existirían las personas”. Es de la propia existencia del concepto Uno, donde nace la dualidad, donde es necesario crear las dos mitades, que sepan que el Uno nace de su unión.
          Sabemos que hay un Universo, el cual es enorme, infinito condicionado, no es un Infinito en el que nada puede ser incluido o excluido, el que no puede ser percibido, sino el que nosotros percibimos del Universo.
          Pero la propia ley de la relatividad nos dice que, lo que es enorme cuando somos bebes, es manejable para el niño y pequeño para el adulto. La pregunta de: ¿Cómo seré yo el Universo de mis células, para ellas?, ¿qué seré yo para las constelaciones de mi Universo?. Solamente el pensar que los Universos existen en un número infinito, puede contestar esa pregunta.
          Parece que esto cambiaría el concepto de las religiones, que son explicaciones para las diferentes capacidades de las individualidades.
          La Religión de lo Absoluto, de la existencia en el Amor en el que no cabe la percepción de separación, la de ser un Absoluto existente en el Vacío, en el que la Seidad de ser lo que se es, implica la no percepción de otras seidades, porque no percibimos la nuestra al no crearse el ego, sigue siendo la meta, en la que no se trata de seguir una religión, sino Ser Religión. No se trata de encontrar a Dios, sino desde la unidad nacida del Amor, dar origen al Uno, que perdiendo su percepción de unión, pueda transformarse en: Absoluto Vacío.


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