Generalmente
el Dios que siempre he querido conocer, es ese que no puede ser conocido, no es
el de la Religión, ni tan siquiera es ese Dios del que hablamos, es el Dios de
la Ignorancia, del de la Inexistencia, porque más que como Dios, solamente
puede existir en el Vacío de lo Absoluto.
Mirando alrededor,
mirándose a sí mismo, el hombre observó que todo estaba relacionado, que no
había nada que existiera excluido o en la separación.
Creó entonces
un concepto de un Todo inclusivo, en el que nada quedase excluido, en el que
nada pudiese ser incluido, lo llamó Absoluto y le dio el nombre de Dios. Sabiendo
que ese Dios, nunca sabría del hombre, de la Creación, del Universo o los
Infinitos Universos, por no saber no podía saber de Dios.
Obviamente
es lo percibido, lo experimentado en sí mismo, en su convivencia, en su morir y
nacer, en su continuidad en los hijos, en la descendencia y su propio pasado.
“Así es
arriba como abajo”, “El Todo está en las partes, …”, “Solamente el Silencio,
puede expresar la Naturaleza de Dios”, “El Tao que no puede saber del Tao”, “El
Buda que siendo Infinitos Budas, no puede existir nada más que siendo Vacío de
Absoluto”. Mirando las frases, esas que tratamos de explicar, de entender, de
saber, o de ignorar, podemos ver que Dios es solamente el resultado de una
abstracción, tratando de explicar lo que es: “Absoluto”, sin manifestación de
partes o individualidades.
La posibilidad
de Ser, no como Absoluto, sino como Uno, es simplemente, la necesidad de
entender lo que no puede ser entendido. Un Absoluto en el que no puede existir
nada fuera o dentro, que no puede nacer o morir, que no puede aumentar o disminuir,
carece de toda posibilidad de poder percibirse, de conocerse, de saber que
existe o tan siquiera que Es.
Es por
ello que la posibilidad de existencia de Dios, nace, cuando es Uno. La Seidad de
todas sus individualidades, que no puede percibir su propia Seidad, o lo que es
lo demás, no pudiendo percibir otra individualidad al no percibir la propia, es
la Naturaleza de lo Absoluto.
Pero ese
Vacío de Absoluto, en el que nada ha dejado de existir, que el hombre que ha
creado el concepto de Dios está viviendo a cada instante, le obliga a
desarrollar el concepto, de la relación de su individualidad con el reto del
Universo, lo que hace que tenga que crearse el Uno, en el que la propia
individualidad se integra en el Universo, en los Infinitos Universos, o lo que
sea la unión de Todo.
La expresión
máxima de ese amor que el hombre siente por lo que le rodea, es trasladada al
concepto, a la abstracción, confiriéndole Naturaleza. Esa pérdida de poder
percibir la Seidad propia, junto con la Seidad de las individualidades que nos
rodean, necesaria en el concepto de Absoluto, transformada en Seidad sin ego o algo
que la defina, es el Concepto del Amor, en el que incluso la percepción de
unión está excluida, solamente lo Absoluto puede incluirse en el concepto de
Dios, del Amor de Dios.
La influencia
o lo que afectan las partes al Todo, está en el equilibrio en el que cada
individualidad es influida y afectada por el Todo. Es el concepto de Uno, en el que
solamente la autocreación está contemplada. El Todo crea la parte, las partes
crean al Todo. “Sin personas no hay Buda, sin Buda no existirían las personas”.
Es de la propia existencia del concepto Uno, donde nace la dualidad, donde es
necesario crear las dos mitades, que sepan que el Uno nace de su unión.
Sabemos que
hay un Universo, el cual es enorme, infinito condicionado, no es un Infinito en
el que nada puede ser incluido o excluido, el que no puede ser percibido, sino
el que nosotros percibimos del Universo.
Pero la
propia ley de la relatividad nos dice que, lo que es enorme cuando somos bebes,
es manejable para el niño y pequeño para el adulto. La pregunta de: ¿Cómo seré
yo el Universo de mis células, para ellas?, ¿qué seré yo para las
constelaciones de mi Universo?. Solamente el pensar que los Universos existen
en un número infinito, puede contestar esa pregunta.
Parece que
esto cambiaría el concepto de las religiones, que son explicaciones para las
diferentes capacidades de las individualidades.
La
Religión de lo Absoluto, de la existencia en el Amor en el que no cabe la
percepción de separación, la de ser un Absoluto existente en el Vacío, en el
que la Seidad de ser lo que se es, implica la no percepción de otras seidades, porque
no percibimos la nuestra al no crearse el ego, sigue siendo la meta, en la que
no se trata de seguir una religión, sino Ser Religión. No se trata de encontrar
a Dios, sino desde la unidad nacida del Amor, dar origen al Uno, que perdiendo
su percepción de unión, pueda transformarse en: Absoluto Vacío.
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