Hoy me he
levantado tarde al permitir que la mente argumentase sobre su mundo, de los: “Ahora, la Verdad,
el Amor, la Humanidad, el Aquí, de la Dualidad”,
finalmente el cuerpo ha preguntado si podría desayunar. Pasando del Aquí y
Ahora de la mente al del que hemos creado para nuestros cuerpos, a veces es tan
tranquilo el mental, tan suave en su fluir, que mirar lo que hacemos con esos
pensamientos, con esos conceptos, te obliga a esforzarte.
Miramos nuestro
ahora, comparándolo y discriminándolo con otros que ha habido o hemos vivido,
vemos nuestro ahora pasado y el que deseamos que sea el que vendrá.
Shakyamuni
dice que el Aquí y Ahora de todas las individualidades, es salir del
sufrimiento. Porque es donde existen: “La Felicidad, lo Absoluto,
Dios, el Vacío”, siendo precisamente, el
único lugar donde ninguno de esos conceptos puede existir.
Nos preguntamos
a veces, cuál será el ahora de nuestro futuro, como si hubiese más de un ahora,
quizás porque olvidamos que el mismo Shakyamuni nos dice que el Todo es Vacío,
que cada individualidad es solamente Vacío, que cuanto existe: “Tiempo, espacio,
Buda, la Creación, la Nada, todo ello es solamente Vacío.
Siendo Vacío,
todo es Ahora, que es el único lugar donde no pudiendo existir en él, es
precisamente donde existe, donde su Naturaleza puede manifestarse, siendo Vacío.
Precisamente
esta mañana, me preguntaba la mente si acaso sabía: “Cuál es el Ahora de
mi familia?, ante una pregunta tan
inconcreta, intenté que fuese más precisa: “Mis padres y hermanos. Ellos,
mis tíos, abuelos y primos. La humanidad. La Tierra”. Tu Familia, me ha repetido machaconamente.
Así que me
he puesto a pensar: “Lo que significa mi familia y hasta dónde podría llegar”. Lo primero que pensé fue en Adán y Eva, pero claro,
como Eva fue creada de una costilla de Adán, me dije que desde Adán.
No pude ni
preguntar, porque viendo la sonrisa de la mente, presentí su cachondeo ante mi falta
de profundidad. Así que me dije, pues vayamos al Padre de Adán, a ese Dios que
fabricó la Creación. Una sonrisa un poco más condescendiente, pero de puro
cachondeo, me hizo guardar silencio.
“¿El Dios Uno?”, con la sonrisa de qué le vamos a hacer, me atreví a
decir algo.
“Obviamente el Ahora de la familia, no puede ser el mío,
ni el de mis padres y hermanos, ni el de mis ancestros, ni desde Adán hasta mí,
ni tan siquiera el de la Creación y el Uno, ni el del Uno, ni tan siquiera el
que incluya a todos mis descendientes hasta la Eternidad”.
“¿Y, entonces?, me preguntó la mente con curiosidad. Esto hizo que me
creciera, no es igual un monólogo, que cuando alguien te aporta, aunque
solamente sea su curiosidad.
“Si excluyésemos un átomo solamente, no seríamos toda la
Familia, por lo que no sería su Ahora. Si estableciésemos un tiempo o espacio,
sería el Ahora de la Familia incluida en ese tiempo y espacio. Si alguien
pudiese percibir a los demás como familiares, se habría salido del Ahora, con
lo cual lo habría falseado. Obviamente lo que me hace ser lo que soy como
Familia, no puede excluir algo real, ni tan siquiera lo irreal. Siendo que cada uno carece de individualidad, la
Familia ausente de individualidad en sí misma, ni tan siquiera la Familia puede percibir
lo que es”, así que se me puso cara de estar atascado, que me había hecho un
lío, y que mi salida estaba en lo de Shakyamuni: “Todo es Vacío”.
Así que la
mente sonriendo. Me dijo: “Vete a que desayune el cuerpo”.
Ya lo ha
hecho y bueno, os he contado lo que recuerdo.
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