Una de las
cosas que no son negadas en budismo o en el Tao, aparentemente cuando se dice
que no es real, que pertenece al sueño, a una forma de inexistencia creada por
nosotros, creemos que es algo que debemos desterrar de nuestras vidas, que es
el mundo del pecado o el mundo donde el Espíritu no puede entrar, es la Dualidad.
Cuando un
niño mira una flor, ve su belleza, la arranca porque le gusta, y generalmente
la transforma en un maravilloso abono.
Cuando un
botánico ve una flor, viendo su belleza, sabe tanto de ella que deja de ver la
flor.
Cuando alguien
carga con el peso de la vida, viendo la belleza de la flor, llora su belleza,
sabiendo que es la misma que hay en su vida y es incapaz de ver.
Todos han
mirado la flor, una misma flor, pero para cada uno ha sido diferente lo que ha
visto, desde donde ha mirado y lo que ha aprendido.
Solamente cuando
se es Amor o Vida, no podemos ver la flor, ni la belleza, ni podemos tener una
opinión de ella, ni encontramos quien la pueda arrancar, ni a quién dársela.
No hemos
desaparecido, no ha desaparecido la flor, ni el resto del Universo, simplemente
Es Tao, es Buda, transformándose todo no en sueño, que lo hace irreal, sino
convirtiéndo ese Todo en Realidad, al acogerlo en esa aceptación que
convierte Todo en el Vacío donde están acogidos.
Es la
trascendencia de la visión desde la dualidad, de la percepción dual, de llegar
más allá de la Unión de los opuestos, de la Unidad del Yin y el Yang, del Uno
Trínico, es lo que Lao Tse llama Ser Tao, no Uno con Él, que es un escalón
antes, en un Tao donde el antes y el después no son contemplados.
Es Ser Buda,
cuando incluso la percepción de Buda, se ha convertido en Vacío.
Es saber
desde dónde estamos mirando, qué estamos mirando, lo que nos permite la
claridad de percibir la realidad, porque no es lo que percibimos solamente lo
que confiere la realidad, sino conocer profundamente que la realidad es
concedida, por lo que no percibimos al mirar.
Siempre que
hay un yo mirando, siempre que hay percepción, sin importar desde que nivel es
realizado, estamos mirando y percibiendo la dualidad. No importa si es el Espíritu
o la Consciencia en ausencia de ego, seguimos estando en la dualidad.
Podemos hacer
abstracción de lo Absoluto, de Ser, del Tao, de Dios, de Buda, pero somos los
que hacemos la abstracción, somos los que sentimos o percibimos la unión,
estamos todavía en un mundo dual.
Es por
ello, que Shakyamuni nos habla de que Todo tiene por Naturaleza el Vacío, pero
incluso la existencia del Vacío sería dual.
Los Sutras
tratan de llevar la comprensión en la negación de Todo, pero es en la Abstracción
donde ese Todo puede ser realizado, pero no solamente perdiendo el yo, sino el
resto del Todo, es entonces cuando el Todo es Vacío, que siendo dual es la
Dualidad, única forma de salida de lo dual.
Cada uno
vive su mundo, cada uno lo ve y percibe distinto, pero solamente podemos vivir
siendo lo que somos, cuando lo hacemos en la dualidad.
Si
portamos la mínima discriminación, y osamos comparar lo percibido en la
dualidad de la materia con otro mundo dual, solamente nos quedará el
sufrimiento.
Aun siendo un todo, algo que no
podemos evitar, nuestra visión de Él, lo ha destrozado, lo ha roto, en “yoes y
tú”.
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