Es curioso
que todo lo que percibimos en nuestras experiencias y damos como reales,
generalmente lo percibido no es lo nuestro sino lo externo, lo que no somos, lo
que no estamos viviendo.
La lógica
en ello está en la dualidad, la del Yin y el Yang.
Cuando
sentimos frío, es indicativo de que tenemos calor en nosotros, percibiendo, que
fuera hace una temperatura más baja que la nuestra.
Cuando
estamos lejos de algo o alguien, percibimos la distancia, al no ser conscientes
de que algo que vive en nuestras emociones o mente, tiene que estar cerca.
Cuando nos
vemos, generalmente es una imagen reflejada, nunca nosotros. Podemos percibir
muchas de nuestras partes y no me refiero a la dificultad de ver nuestro
interior, solamente hablo de lo externo, lo que es posible ver con los ojos,
podríamos ver todo, menos los ojos que son los que ven.
En
determinadas circunstancias, podríamos incluso ver un ojo con el otro, pero no
el sujeto del verbo, el que ve.
Esto que
es simple, si bien podríamos encontrar ejemplos, en los que fuese más
complicado observar esta forma de manifestarse la Vida, que hace, que ninguna
individualidad pueda percibirse a sí misma, es nuestro caballo de batalla en la
búsqueda de nuestra realidad.
Tratamos
de conocer las cosas, de saber lo que son, sin darnos cuenta, de que solamente
percibiremos su color en el que no absorben, el único que no pertenece a su
individualidad.
Que no
podremos nunca encontrar un Todo, en el que estemos incluidos.
Que ver a
Dios es imposible, por la misma razón: “Ser Todo”.
Podemos ver
la Humanidad, cuando seamos capaces de verla en los demás, que son el espejo de
la nuestra.
Podemos buscar
una sociedad mejor, pero siempre será mejor que la que vemos, no de la que vive
en nosotros.
Podemos amar
a los demás, pero si no nos amamos a nosotros mismos, será por algún tipo de
interés, o por adoctrinamiento o por ocultar nuestra falta de amor hacia
nosotros mismos.
Cuando el
bien existe en nosotros, lo natural es no percibir el mal.
Es quizás
en este tipo de cosas: “La paz, el Amor, la Armonía, …,”,
donde el ver o percibir el opuesto fuera, no indica que sea lo opuesto que hay en
nosotros. En estos sentimientos en los que desaparece o casi desaparece la
dualidad, el Yin y el Yang, lo que se ve generalmente es nuestro reflejo.
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