He oído a
pederastas y pedófilos, defender que gracias a que iban a países pobres a
abusar de niños hambrientos de comida, sus familias podían comer.
He oído
que las empresas o comercios, no podían rotular en español, porque no había
libertad para hacerlo.
He oído a
mafiosos defender que, gracias a un módico pago, los comerciantes estaban
seguros en sus comercios.
He oído a
vendedores de drogas, que ellos simplemente vendían lo que la gente les pedía.
He oído
niños educados en el conocimiento y amor a la libertad, gritar “¡Independencia!”.
Gracias al gran conocimiento que adquieren los niños nacidos o que han pasado
la frontera entrando en Cataluña.
He oído de
personas que no obtenían un trabajo, por no hablar catalán o por no ser nacionalistas.
He oído
exigir condenas, para los que entraron en una librería y molestaron a los
nacionalistas. Pero que no les permiten su libertad de expresión, cuando
violentan las situaciones.
He visto
gente prepotente, seguros de que los demócratas los tratarán de acuerdo con la
ley y con respeto, el mismo que ellos no han mostrado, ni por las leyes, ni por
los que piensan diferente.
He visto,
que quienes dicen que han cumplido el mandato de las urnas, solamente han
contado con los que dicen lo que ellos quieren.
En ningún
país de la Europa democrática, se habría hecho un juicio a un gobierno autonómico
por declarar un país independiente.
No hay
democracia en Europa, que hubiese permitido: “Adoctrinar niños y en toda la
enseñanza, crear cuerpos de servicio público de independentistas, la transgresión
de las leyes, impedir la enseñanza y hablar castellano a los niños, arruinar
una comunidad gastando el dinero de todos para sus ideas y deseos, se habría
obligado a dialogar, pero para que cumpliesen las leyes”. Quizás porque no
tienen dudas de lo que es una democracia.
Unas mentes
nacionalistas, siguiendo el método hitleriano de adoctrinamiento, han
conseguido que por lo que me han contado algunos (no muchos) catalanes que
conozco, no pueden hablar con hermanos o sobrinos, con amigos, y si se reúnen por
algo, no pueden hablar de ningún tema relacionado con las ideas secesionistas o
de España.
Hay mucha
gente que defiende a ETA, nacida de la intransigencia de España, según ellos. Como
si del adoctrinamiento hubiese posibilidad de obtener personas. Desgraciadamente
del adoctrinamiento hay unos productos: Gente, borregos y Gentuza, difícilmente
alguien que puede convertirse en persona acepta el adoctrinamiento o es
dirigido por él.
Una persona,
aprende más que es enseñada, porque solamente de esta manera es posible
encontrar el camino hacia la humanidad. Aceptando la responsabilidad de la
propia vida. Aceptando a los demás y sin buscar la separación, es el camino de
la convivencia y el diálogo. Porque dialogar no es tener razón, sino aprender
del otro. Dialogar es buscar el encuentro, la unión, el mutuo apoyo, respetando
las reglas de juego, respetando las ideas de los demás y exigiendo que se
respeten las tuyas, pero no hay diálogo cuando se rompen las reglas, cuando se
incumplen las leyes pactadas, cuando se exige el resultado final.
Los nacionalistas,
dialogan con la premisa de que hay que concederles lo que piden. Esperan el
momento de realizar la traición, incumpliendo los pactos de convivencia,
adoctrinando al pueblo y llevándolos hacia el seguidismo de los líderes. Pensando
que siguen sus propias ideas, que es el peor engaño que podemos tener, que
significa que no nos hemos amado lo suficiente para saber lo que somos y cuáles
son las ideas que se supone tiene un ser humano.
No hablo
del ser humano que decimos ser, sino de lo que hablamos cuando hablamos de
Humanidad: Responsabilidad individual y colectiva, funcionamiento en una
sociedad sin divisiones ni fronteras, respeto al resto de la Vida, lo que se
debe ser para llamarse: Ser Humano”.
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