No pretendo molestaros

Al parecer, algunas personas se sienten ofendidas porque no las agrego a mi foro. No tengo, ni pertenezco a ninguno, simplemente escribo y lo publico en abierto, para que libremente pueda ser leído o comentado por las personas que lo deseen. Suelo comentar las páginas que me lo permiten y les parezca bien, de las personas que me añaden a su foro. Suele ser lo que siento al ver lo que han publicado, intentando dar una visión diferente, desde la que ha sido escrito. Lo que os agradezco.

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Yui Shin

miércoles, 29 de noviembre de 2017

EL OJO Y EL CAMELLO

          Si miramos todo lo que hay escrito en los libros, en las piedras o en los recuerdos ancestrales, encontraríamos la forma de vivir correcta, la vida que nos han dicho que es la mejor, la vida que otros dicen que debemos vivir.
          Pero solamente cuando leemos algo en donde nadie nos explica o corrige, cuando podemos decir que alguien escribió lo que estamos entendiendo, que es lo que verdaderamente dicen los escritos para el lector, estamos viviendo. Por más que busquemos, la responsabilidad de lo que leemos está en lo que entendemos y hacemos con ello, no en lo escrito.
          Creemos que la maldad, que las equivocaciones, que la deshumanización de las sociedades está en lo que nos transmiten, en lo que nos dicen, en lo que nos enseñan. Es la negación de nuestra libertad, de nuestra responsabilidad, de nuestro entendimiento.
          Leía en el blog de América, uno de los dichos de los evangelios, de la Biblia, de una de las religiones y del saber popular. Escrito en tres de los evangelios, es escrito al menos por dos de ellos de relatos de Pedro y Pablo, otros testigos y personas que escucharon a Jesús. Es Juan Marcos, el que tiene una gran facilidad para escribir, relatando todo que el lector parece vivir la situación. Pero lo escrito son los recuerdos, el entendimiento de otras personas, lo recordado por otras personas.
          "Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el Reino de los Cielos".
          Dicen que, tras hablar con un joven rico dispuesto a abandonar todo menos las riquezas que poseía, cuando este regresa a casa, sin poder seguir a Jesús debido a su carga, que Jesús pronuncia esta frase, sentenciando las dificultades de la posesión de riquezas y el entrar en el reino de Dios.
          Se estudia el significado, o a qué podía referirse Jesús al pronunciar el: “Ojo de la aguja”, una mala traducción, las pequeñas puertas de entrada de las murallas, un lugar nombrado o conocido con ese nombre. Es la infinitud de entendimientos de las frases, tantos como lectores, y veces cuando son leídas o escuchadas, incluso al ser recordadas.
          ¿Pero sería posible discriminar para Dios?, ¿Podría excluir de su reino a alguien por su condición o circunstancias?.
          Las agujas se pueden hacer tan grandes como se desee, y no diciendo que era un camello vivo, podría hacerse tan pequeño como se desease. Me pregunto si aparte de no mirar la no discriminación de Jesús o su parte de Hijo de Dios, alguien le pediría que explicase lo que quería decir con riquezas, lo que significaba ser rico en la frase.
          Hay personas que tienen cosas, dinero, casas, empresas, que usan correctamente proporcionando bienestar y medios para vivir a los que les rodean de forma justa.
          Hay personas que no tienen nada, que no hacen, ni aportan nada a los demás, que su solo deseo es que los demás les proporcionen todo lo que necesitan, sin tener que esforzarse, sin tener que aportar o entregar nada a los demás.
          Hay personas, que en su pobreza, nunca tienen suficiente, independientemente de sus posesiones.
          Hay personas que siempre tienen suficiente, que no poseen lo que la vida les aporta y sienten que es para administrarlo y ayudar a los demás, con sus empresas o formas de usar lo que la Vida les ha confiado.
          Es el no poder abandonar las posesiones, el vivir cargados con ellas, lo que nos hace ricos por cargar más de lo que necesitamos. Si además somos avaros o egoístas, desearemos cargar con más, poseer más, lo que impedirá que entremos nuestras vidas en el Reino de los Cielos, de la Felicidad, de la Unidad.
          Pero podemos tener, sin poseerlo, sin desear más, sin ambición o egoísmo, sintiendo la felicidad de administrar y compartir lo que la vida nos confía, no siendo ni pobres, ni ricos, solamente teniendo suficiente con lo compartido. No necesitando entrar en el Reino de los Cielos, sino creándolo allá donde estemos.
          Podemos ser pobres, no aceptando o renunciando a lo que la Vida nos da, pues no podemos cargar con la responsabilidad de administrarlo. Tratar de tener menos, lo que nos impide ser realmente agradecidos y confiados en la Vida que estamos creando. Que nos parezca, que tener algo es una carga y una responsabilidad, que no deseamos tener. Nuestra vida será una huida del Reino de los Cielos, hacia el egoísmo.
          En el Reino de los Cielos, caben la aguja y el camello. El camello no podrá nunca pasar por el ojo de la aguja, no por sus tamaños, sino por ser Uno.
          Nadie puede entrar en el Reino de los Cielos, cuando lo tiene en sí mismo.


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