Si miramos
todo lo que hay escrito en los libros, en las piedras o en los recuerdos
ancestrales, encontraríamos la forma de vivir correcta, la vida que nos han
dicho que es la mejor, la vida que otros dicen que debemos vivir.
Pero
solamente cuando leemos algo en donde nadie nos explica o corrige, cuando
podemos decir que alguien escribió lo que estamos entendiendo, que es lo que
verdaderamente dicen los escritos para el lector, estamos viviendo. Por más que busquemos, la
responsabilidad de lo que leemos está en lo que entendemos y hacemos con ello,
no en lo escrito.
Creemos
que la maldad, que las equivocaciones, que la deshumanización de las sociedades
está en lo que nos transmiten, en lo que nos dicen, en lo que nos enseñan. Es
la negación de nuestra libertad, de nuestra responsabilidad, de nuestro
entendimiento.
Leía en el
blog de América, uno de los dichos de los evangelios, de la Biblia, de una de
las religiones y del saber popular. Escrito en tres de los evangelios, es
escrito al menos por dos de ellos de relatos de Pedro y Pablo, otros testigos y
personas que escucharon a Jesús. Es Juan Marcos, el que tiene una gran
facilidad para escribir, relatando todo que el lector parece vivir la
situación. Pero lo escrito son los recuerdos, el entendimiento de otras
personas, lo recordado por otras personas.
"Es más fácil que un camello pase
por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el Reino de los
Cielos".
Dicen que,
tras hablar con un joven rico dispuesto a abandonar todo menos las riquezas que
poseía, cuando este regresa a casa, sin poder seguir a Jesús debido a su carga, que Jesús pronuncia esta frase, sentenciando las dificultades de la posesión de riquezas
y el entrar en el reino de Dios.
Se estudia
el significado, o a qué podía referirse Jesús al pronunciar el: “Ojo de la
aguja”, una mala traducción, las pequeñas puertas de entrada de las murallas,
un lugar nombrado o conocido con ese nombre. Es la infinitud de entendimientos
de las frases, tantos como lectores, y veces cuando son leídas o escuchadas, incluso al
ser recordadas.
¿Pero sería posible discriminar para
Dios?, ¿Podría excluir de su reino a alguien por su condición o
circunstancias?.
Las agujas
se pueden hacer tan grandes como se desee, y no diciendo que era un camello
vivo, podría hacerse tan pequeño como se desease. Me pregunto si aparte de no
mirar la no discriminación de Jesús o su parte de Hijo de Dios, alguien le
pediría que explicase lo que quería decir con riquezas, lo que significaba
ser rico en la frase.
Hay
personas que tienen cosas, dinero, casas, empresas, que usan correctamente
proporcionando bienestar y medios para vivir a los que les rodean de forma
justa.
Hay
personas que no tienen nada, que no hacen, ni aportan nada a los demás, que su
solo deseo es que los demás les proporcionen todo lo que necesitan, sin tener
que esforzarse, sin tener que aportar o entregar nada a los demás.
Hay
personas, que en su pobreza, nunca tienen suficiente, independientemente de sus
posesiones.
Hay
personas que siempre tienen suficiente, que no poseen lo que la vida les aporta
y sienten que es para administrarlo y ayudar a los demás, con sus empresas o
formas de usar lo que la Vida les ha confiado.
Es el no
poder abandonar las posesiones, el vivir cargados con ellas, lo que nos hace
ricos por cargar más de lo que necesitamos. Si además somos avaros o egoístas,
desearemos cargar con más, poseer más, lo que impedirá que entremos nuestras
vidas en el Reino de los Cielos, de la Felicidad, de la Unidad.
Pero
podemos tener, sin poseerlo, sin desear más, sin ambición o egoísmo, sintiendo
la felicidad de administrar y compartir lo que la vida nos confía, no siendo ni
pobres, ni ricos, solamente teniendo suficiente con lo compartido. No
necesitando entrar en el Reino de los Cielos, sino creándolo allá donde estemos.
Podemos
ser pobres, no aceptando o renunciando a lo que la Vida nos da, pues no podemos
cargar con la responsabilidad de administrarlo. Tratar de tener menos, lo que
nos impide ser realmente agradecidos y confiados en la Vida que estamos
creando. Que nos parezca, que tener algo es una carga y una responsabilidad,
que no deseamos tener. Nuestra vida será una huida del Reino de los Cielos, hacia el egoísmo.
En el Reino de los Cielos, caben la
aguja y el camello. El camello no podrá nunca pasar por el ojo de la aguja, no
por sus tamaños, sino por ser Uno.
Nadie puede entrar en el Reino de los Cielos,
cuando lo tiene en sí mismo.
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