Quizás es
la parte que desearíamos erradicar de la dualidad, esa mitad negativa que se
interpone en nuestra manifestación, nuestra unión con el Todo, con Dios.
Nuestra llegada a la Luz Eterna, donde manifestarnos como personas Iluminadas
en un lugar donde la Sombra no tenga existencia.
Alguna vez, he escrito acerca de cómo percibo yo la Sombra, que no es como entidad, sino algo
realmente existente en un Universo de Luz, en una Vida Iluminada en su
Absolutez. Es ese al menos, mi entendimiento de Ella desde lo poco que he leído
acerca del Budismo y lo que entendí de la sonrisa de mi Maestro.
Siendo, que
la Sombra solamente se manifiesta cuando interponemos algo entre ella y nuestra
propia luz, en la que percibimos nuestra manifestación manifestada como sombra, junto
con todo aquello que nosotros creamos en la Luz. Todo aquello que es creado por
nosotros, por nuestra mente, dentro del Libre Albedrío con el que cada
individualidad es creada en la Luz, produce sombra.
Nuestra
percepción de Ella, nos debería indicar con claridad el por qué podemos
percibirla, que obviamente sería porque no lo somos.
Es al leer
lo escrito en las religiones cuando nuestro entendimiento ha creado el concepto
de la Sombra, pues obviamente: nuestra percepción de Dios y su Creación, del
Bien y del Mal, Cielo e Infierno, nos llevará siempre al encuentro del opuesto
de la Luz, necesitando la creación de la Sombra, para poder llegar a la Luz,
que es algo a lo que podremos dedicar nuestra vida como ego, que siendo nuestra
creación, produce la sombra con la cuál nos identificamos e identificamos la
sombra de cuanto contemplamos como separado de nosotros.
La luz no
crea separaciones, incluso una luz muy luminosa, impide percibir los objetos o
sus formas, no es necesario imaginar un mundo donde todo estuviese formado por
Luz.
Shakyamuni
en varios de los Sutras, nos explica cómo una niña del mundo de los Espíritus Hambrientos
llegaría a ser Buda. Al explicarle a varios de sus seguidores y discípulos,
cuándo y cómo llegaría el momento de su Iluminación como Buda, lo hace también
hacia aquellos habitantes de los mundos en los cuales se pensaba que nunca
podrían hacerlo.
Solamente
les dice, el gran esfuerzo, las dificultades que tendrían debido al gran
sufrimiento en el que vivían. Algo que haría que el tiempo necesario, fuese más
largo, pero no como regla, sino como deducción lógica. El paso de demonio a
Buda es el mismo que el de un Bodhisattva, instantáneo, pues simplemente es
desprenderte de la sombra lo que se necesita. El Buda que vive en Todo, se manifiesta
en cuanto retiramos lo que lo oculta, la sombra que nosotros creamos y
solamente nosotros podemos dejar de crear.
Pero
también en la misma conversación, les dice los otros que tendrían tanta o más
dificultad para realizarse como Buda, dejar la sombra que les oculta, esos son
los Dioses de cada Mundo, porque ellos están ensombrecidos por su cercanía a la
Luz, por su perfección, por haber llegado tan cerca que les es casi imposible
percibir su sombra. Es tras muchos eones, muchas obras buenas y su dedicación
al mundo que rigen, por el que alcanzarán los méritos suficientes para poder
reencarnarse como ser humano, pudiendo así Iluminarse como Buda, dejando de
crear su sombra.
Todos
estos relatos, provienen del conocimiento ancestral, hay que leerlos, hay que
masticarlos, hay que digerirlos, pero solamente cuando sean lo que somos,
cuando estén en cuanto manifestamos, cuando seamos la Luz que Ilumina ese
Conocimiento, cuando dejaremos de producir la Sombra que observamos en ellas,
en nuestras sociedades, en nuestras vidas.
Nunca
podremos destruir la Sombra, porque Ella es solamente Luz.
Su
manifestación, es necesaria para que percibamos cuando interponemos algo,
cuándo hemos creado algo innecesario en nuestro Ser de Luz.
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