Tras huir
del monasterio donde recibió la transmisión, sin haber sido ordenado todavía y
viviendo sin decir quién era en un monasterio, Hui Neng se encontró con dos
monjes discutiendo acerca de una bandera que ondeaba al viento.
El uno decía que “Es
la bandera la que se mueve”. Mientras el otro veía claramente que “era el
viento el que se movía”. “Ni el viento, ni la bandera, lo que se mueve es la
mente.” les dijo Hui Neng.
Cualquier
persona con un poco de coherencia, sabe que lo que hace moverse las cosas es el
viento, que si ponemos una bandera sin viento, esta permanece flácida, caída y
sin ningún movimiento. Pero obviamente, si no estuviese la bandera podríamos
sentir el viento, pero no ver su movimiento.
La bandera
es movida y creada por el movimiento de la Vida, que no podría ser percibida si
no hubiese creación. Pero qué importancia tendría para la Vida que no hubiese
nada, ella seguiría existiendo incluso sin que nada viviera.
Las cosas solamente
son percibidas en la dualidad, porque lo que se percibe no es lo que las cosas
son, sino lo que nuestra razón, nuestra mente, nuestra dualidad es capaz de
percibir. Esto es lo que nosotros vemos como nuestra realidad.
El Sexto
Patriarca Zen, les habla desde la visión de lo Absoluto, desde la visión de la
Vida, que no puede percibir al viento o la bandera, que no sabe, que hay dos
monjes que ven lo que les rodea pensando que es algo diferente a ellos, que
cuanto ven es diferente entre sí, porque lo que ellos perciben es solamente lo
que puede captar su mente, o lo que es lo mismo: la dualidad.
Solamente
ven el cambio, el posicionamiento o la apariencia de las cosas, en el tiempo y
el espacio, fuera de la Vida de lo Absoluto, de la visión y no-percepción de la
Vida que solamente existe en el “Aquí y Ahora, donde no existe la Impermanencia”.
Es
solamente nuestra mente, la que percibe no lo que las cosas son, no la Realidad
de lo que Es, sino la apariencia y la relación en el tiempo y el espacio, donde
todo está en un cambio constante y eterno, del análisis y comparación, de lo
que perciben los sentidos, en la dualidad de creer que lo que percibimos es la
realidad de lo percibido.
No es algo
que sea innecesario, que esté equivocado, que tengamos que olvidar o desechar
de nuestras vidas. Incluso la ciencia, nos dice que las cosas no son tan
sólidas como aparentan, que el aspecto puede cambiar según las condiciones, que
a veces algo puede estar en varios sitios, que el que algo aparentemente esté
en un lugar a veces es erróneo.
Ver cómo
son las cosas en la dualidad es útil para el mundo dual, igual que las
matemáticas usuales y la cuántica tienen que ser utilizadas según lo que
queremos conocer. Sabemos, que la vibración de lo más pequeño que conocemos hace
que desaparezca y aparezca de nuevo, en una aparente continuidad.
Hay un mundo dual en el que se mueven
la bandera y el viento, pero sólo cuando es percibido por la mente, que solamente
puede comparar y analizar cosas
que aparentemente se están
moviendo y cambiando en el tiempo y el espacio, siendo que parecen las mismas
cosas según nuestra percepción.
El Maestro ve la Vida, nosotros vemos
la forma, uno ve lo que es Real, el otro ve el cambio en el tiempo y espacio,
uno Es Vida, el otro solamente la percibe creyendo vivir.
Vivir es la manifestación de la Vida,
Ser Vida no impide vivir, pero sí que la mente pueda percibirlo, porque no es
algo que exista es algo que Es.
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