No pretendo molestaros

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Yui Shin

miércoles, 6 de diciembre de 2017

MÁS QUE DIOS

          Sin importar, nuestro estatus social, creencias, la filosofía que practicamos o la religión, hay coincidencia en cuanto que todo tiene dos mitades, que podemos llamar Yin y Yang, y que lo Absoluto no tiene consciencia de dualidad por cuanto, nada puede percibirse a sí mismo en su totalidad, mientras que en la dualidad se realiza la percepción de una mitad por la otra.
          Que independientemente de la condición, tamaño y naturaleza, en cualquier individualidad considerada en la dualidad coexisten el Yin y el Yang, siendo imposible quitarle una mitad a la individualidad.
          Que, en lo Absoluto carente de dualidad, aun teniendo dos mitades como cualquier otra individualidad, no hay nada que tenga consciencia de la existencia de la otra mitad. Los Grandes Absolutos o absolutamente Absolutos, como: Vida, Amor, Dios, podríamos decir que sus mitades no están en ser cortadas, sino en la trituración microscópica de cada una de ellas, hasta convertirla en Nada, mezcladas en una batidora, lo que haría imposible diferenciar el Yin del Yang, aun siendo cada uno la mitad de ese Absoluto, que independientemente de cuánto lo batamos, su tonalidad gris permanecería inalterable, mezclados el negro del Yin y el blanco del Yang, indiferenciados.
          La sociedad, la filosofía y las religiones, hemos tratado siempre de hacer desaparecer el “Mal”, permitiendo que el Bien fuese lo único existente para poder vivir en la felicidad, la armonía en una sociedad humana, en un Universo de Humanidad. Pero es imposible, que podamos hacer desaparecer a ese Yin, frío, oscuro, húmedo y femenino, representante de cuanto de negativo hay en la Existencia, porque con ello terminaría nuestra Libertad, nuestra Evolución, nuestra percepción de existir.
          El llamado: Cielo, Paraíso, Nirvana o por cualquier nombre que impida la existencia del Yin, está condenado a que nada pueda existir. Estaría condenado a ser un Absoluto en el cual, no se percibiría el Yin, que permanecería siendo su mitad, algo que es inalterable y eterno.
          ¿Cómo podríamos percibir nuestra felicidad?, no pudiendo contrastarla con el sufrimiento.
          ¿Cómo podríamos ser premiados con huríes?, si son el Yin, que da naturaleza al mal.
          ¿Cómo podríamos vivir con Dios?, si nosotros la Creación, somos su Yin.
          A veces, saber que las cosas, cualquier individualidad, independientemente de: “Naturaleza, condiciones, nivel o Universo”, siempre que queramos existir con un “yo”, tienen dos mitades diferenciadas, una con todas las potencialidades que corresponden a la Naturaleza Yin y otra con todas las de la Naturaleza Yang, tienen que ser percibidas y aceptadas por nosotros, para trabajando con ellas y creando el Universo manifestado, donde percibimos nuestra existencia, nos permita ser sus creadores, ejerciendo Libertad Absoluta en cuanto a lo que es manifestado.
          La única condición que se nos impone, pues es consustancial con Libertad, es la aceptación de la responsabilidad de lo manifestado.
          Existiendo ambas naturalezas en cada individualidad, el resultado de nuestra creación no depende de la que tienen al ser utilizadas las individualidades sino la que predomina en la resultante de nuestra creación.
          Es el haber comido de esa manzana prohibida, el que Eva o la Naturaleza Femenina del Yin escuchase a la serpiente, lo que nos llevó a no ser el “puzle perfecto” de Dios, sino que se manifestase la Naturaleza Yin en forma de dualidad, permitiéndonos ser los responsables únicos del puzle que manifestemos, porque la creación que realizamos no es con lo que nos rodea, sino con lo que somos en cada ahora.
          No somos la mitad suelta o perdida de Dios, sino la que pidió la Libertad de autocrearse, al pedir ser más que Dios, como dijo la serpiente, “Nos convertimos en alguien por encima de Dios, más poderosos que Dios, porque somos los que tenemos consciencia de vivir, existir, de ser”. Algo que a Él le es negado porque siendo Absoluto y sin Dualidad, no puede sufrir por la simple razón de que no puede sentir la Felicidad, no sabe que vive siendo Vida, no puede amar a la mitad creada, porque no sabe, ni puede percibir su existencia, por ser Amor.


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