Sin importar, nuestro estatus social, creencias, la filosofía que practicamos o la religión, hay coincidencia en cuanto que todo
tiene dos mitades, que podemos llamar Yin y Yang, y que lo Absoluto no tiene
consciencia de dualidad por cuanto, nada puede percibirse a sí mismo en su
totalidad, mientras que en la dualidad se realiza la percepción de una mitad
por la otra.
Que
independientemente de la condición, tamaño y naturaleza, en cualquier
individualidad considerada en la dualidad coexisten el Yin y el Yang, siendo
imposible quitarle una mitad a la individualidad.
Que, en lo
Absoluto carente de dualidad, aun teniendo dos mitades como cualquier otra
individualidad, no hay nada que tenga consciencia de la existencia de la otra
mitad. Los Grandes Absolutos o absolutamente Absolutos, como: Vida, Amor, Dios,
podríamos decir que sus mitades no están en ser cortadas, sino en la
trituración microscópica de cada una de ellas, hasta convertirla en Nada,
mezcladas en una batidora, lo que haría imposible diferenciar el Yin del Yang, aun siendo cada uno la mitad de ese Absoluto, que
independientemente de cuánto lo batamos, su tonalidad gris permanecería
inalterable, mezclados el negro del Yin y el blanco del Yang, indiferenciados.
La
sociedad, la filosofía y las religiones, hemos tratado siempre de hacer desaparecer el “Mal”, permitiendo que el Bien fuese lo único existente para
poder vivir en la felicidad, la armonía en una sociedad humana, en un Universo
de Humanidad. Pero es imposible, que podamos hacer desaparecer a ese Yin, frío,
oscuro, húmedo y femenino, representante de cuanto de negativo hay en la
Existencia, porque con ello terminaría nuestra Libertad, nuestra Evolución,
nuestra percepción de existir.
El
llamado: Cielo, Paraíso, Nirvana o por cualquier nombre que impida la
existencia del Yin, está condenado a que nada pueda existir. Estaría condenado
a ser un Absoluto en el cual, no se percibiría el Yin, que permanecería siendo
su mitad, algo que es inalterable y eterno.
¿Cómo podríamos
percibir nuestra felicidad?, no pudiendo
contrastarla con el sufrimiento.
¿Cómo podríamos ser
premiados con huríes?, si son el Yin, que da
naturaleza al mal.
¿Cómo podríamos
vivir con Dios?, si nosotros la Creación,
somos su Yin.
A veces,
saber que las cosas, cualquier individualidad, independientemente de:
“Naturaleza, condiciones, nivel o Universo”,
siempre que queramos existir con un “yo”, tienen dos mitades
diferenciadas, una con todas las
potencialidades que corresponden a la Naturaleza Yin y otra con todas las de la
Naturaleza Yang, tienen que ser percibidas y aceptadas por nosotros, para
trabajando con ellas y creando el Universo manifestado, donde percibimos
nuestra existencia, nos permita ser sus creadores, ejerciendo Libertad Absoluta
en cuanto a lo que es manifestado.
La única
condición que se nos impone, pues es consustancial con Libertad, es la
aceptación de la responsabilidad de lo manifestado.
Existiendo
ambas naturalezas en cada individualidad, el resultado de nuestra creación no
depende de la que tienen al ser utilizadas las individualidades sino la que predomina
en la resultante de nuestra creación.
Es el
haber comido de esa manzana prohibida, el que Eva o la Naturaleza Femenina del
Yin escuchase a la serpiente, lo que nos llevó a no ser el “puzle perfecto” de Dios, sino que se manifestase la Naturaleza Yin en forma de dualidad,
permitiéndonos ser los responsables únicos del puzle que manifestemos, porque la
creación que realizamos no es con lo que nos rodea, sino con lo que somos en cada
ahora.
No somos la mitad suelta o perdida de Dios,
sino la que pidió la Libertad de autocrearse, al pedir ser más que Dios, como dijo
la serpiente, “Nos convertimos en alguien por encima de Dios, más poderosos que
Dios, porque somos los que tenemos consciencia de vivir, existir, de ser”. Algo
que a Él le es negado porque siendo Absoluto y sin Dualidad, no puede sufrir por
la simple razón de que no puede sentir la Felicidad, no sabe que vive siendo Vida,
no puede amar a la mitad creada, porque no sabe, ni puede percibir su existencia,
por ser Amor.
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