A lo largo del tiempo y en el periodo de manifestación de lo
que somos en una vida, programamos nuestra mente para que reconozca la
felicidad, dándole los patrones y señales que manifiestan su existencia en
nosotros.
La felicidad está:
En cumplir nuestros
sueños.
En que nos respeten.
Que cuanto nos rodea
esté en la armonía, que nos armoniza a nosotros.
Que la familia y los
amigos estén cuando lo necesitamos.
En no tener
necesidades, con un gobierno que nos las cubra.
Una sociedad que no nos
cree conflictos.
Son parte de los parámetros que tiene que mirar la mente, para
que sepamos si somos felices. Hay muchos más, pero la mayoría se derivan de
estos o siguen la misma lógica.
Hay una historia que se cuenta hace mucho tiempo, de alguien
que murió de sed en medio del río.
Podríamos incluso recurrir a un pez muriendo de sed, mientras
nada en un gran río de aguas cristalinas y aún estaríamos lejos de ver con
claridad, el problema que tenemos para alcanzar la felicidad.
Toda la información que le damos a la mente, es que, el que la
encontremos depende de los demás: “Cómo nos tratan, cómo se comportan, si nos aman, si nos respetan,
si nos dicen la verdad que deseamos escuchar, de si son sinceros con lo que
hemos entendido, si ….”, una información que
cuando la mente la recopila, tiene que comenzar a pensar en otro ahora, pues en
el anterior y en este, no somos felices.
Solución para encontrar la felicidad, decidimos que como la
mente es nuestra y nos impide ser felices, pues la silenciamos. Muchas veces es
a esto a lo que llamamos Meditación, a aislarnos, a desaparecer del yo, a dejar
de vivir, a estar sordos y ciegos a nuestras posesiones: “Cuerpo, mente,
emociones, sentimientos”, para sentir la paz de
la insensibilidad, del no vivir, del ser algo vacío de yo por su ausencia.
Viviendo verdaderamente, no como Vida, sino como un vacío
ausente de Vida. Mientras la meditación es ese mismo Vacío pero lleno de Ella.
No es la persona o el pez muriendo de sed, lo que nos da el ejemplo
de nuestras pretensiones, que pienso que se acercaría más a:
“El agua muriendo de sed, porque no encuentra qué beber”.
Por más que lo desee, por más que crea necesitarla, por más que
la Justicia de la Vida o Divina, no puede dejar morir de sed a la Vida, Ésta lo
hará si el agua busca agua que le calme su sed.
No podemos buscar la felicidad fuera, tampoco la podemos encontrar
dentro, porque no hay más felicidad que la que damos, no hay más Felicidad que la
que somos.
Hermoso enfoque, sin duda que la mayor parte de nosotros nos inclinamos hacia la felicidad dependiente, como que es cierto que son los demás quienes nos la deben procurar, si bien todo forma parte de sentirnos plenos y felices, también creo que se aprende, por mi parte he tenido la suerte de sentir verdadera felicidad cuando la he podido procurar para otros y también me hace muy feliz ver sus concreciones a pesar que mucho me ha faltado, pero que tampoco dejo de dar gracias a Dios porque es posible que en base a eso pueda ver y sentir con mayor claridad.Gracias, mil gracias
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