No pretendo molestaros

Al parecer, algunas personas se sienten ofendidas porque no las agrego a mi foro. No tengo, ni pertenezco a ninguno, simplemente escribo y lo publico en abierto, para que libremente pueda ser leído o comentado por las personas que lo deseen. Suelo comentar las páginas que me lo permiten y les parezca bien, de las personas que me añaden a su foro. Suele ser lo que siento al ver lo que han publicado, intentando dar una visión diferente, desde la que ha sido escrito. Lo que os agradezco.

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Yui Shin

miércoles, 24 de enero de 2018

MATICES

          La mayoría de las veces, lo que nos va a llevar al entendimiento de algo, especialmente por medio del lenguaje, es la estructuración que hemos establecido a nivel mental del entendimiento simple de las palabras o de las frases.
          En una sociedad, en la que son las máquinas las que toman las decisiones acerca de los usuarios, sus preguntas y problemas con las administraciones, servicios y empresas que los prestan, nos encontramos en una situación en que la máquina o persona con la que estamos hablando nos dice: “Que no es competente, que no tiene competencias o que no puede decidir o dar respuesta”. Algo que normalmente nos lleva a pensar que es alguien incompetente.
          No es que nos equivoquemos en la mayoría de las ocasiones, pero realmente es fruto de la casualidad. Por muy eficiente y profesional que pueda ser alguien, siempre hay competencias en las que no tiene capacidad de decisión.
          Luego, el que acertemos acerca de la incompetencia de estas personas, es simplemente fruto de la casualidad y no de un razonamiento riguroso y correcto.
          A veces cabría llegar a pensar que es que las personas que trabajan en las administraciones y para dar respuesta a los usuarios, son elegidas solamente por su incompetencia, y no se les da competencias para decidir, precisamente por ello.

          Suelo hablar a menudo acerca de Dignidad, al ser el blog referente a los Conceptos, trato de entender las palabras, desde el significado que deberían tener en ellos.
          Generalmente una persona indigna, es que usa el opuesto de la dignidad. Algo que no tiene nada que ver con una persona sin dignidad.
          Cuando escribo o hablo de personas sin dignidad, que en mi opinión somos la mayoría, por eso no hemos pasado de los albores de ser personas, situándonos en el nivel de gente, en la mayoría de los casos. No significa que no se pueda ser alguien bueno, sino que no se tiene dignidad, que es algo diferente.
          Lo que llamamos una buena persona, es alguien que ayuda y le dice a los demás lo correcto o lo que es mejor decirle. En un caso concreto: “Cuando el pueblo está pensando y murmurando, preguntándose si el rey Alfonso habría tenido algo que ver en la muerte de su hermano Sancho”, todos callan, solamente Rodrigo Díaz, se atreve a preguntar al poder, por lo acaecido.
          Incluso si el único que no era bueno y honrado, hubiese sido Rodrigo, fue el único que arriesgó su bienestar por la Verdad, el que intentó que prevaleciese la Dignidad, que le costó el destierro. No importa lo histórico o leyenda del suceso. A veces, lo que podemos ver posteriormente es: “Si la dignidad es desterrada o no de nuestras vidas, de nuestros hogares, de nuestras tierras”.
          Dignidad es la Verdad, el ser lo que se es por encima de los beneficios, tratando de no dañar, pero si hay que decidir entre las dos opciones, la mayoría de las veces la Dignidad se inclinará por la Verdad. Podrá matizarla, pero nunca orillarla.
          No tener dignidad, no nos hace indignos. De la misma forma que: no tener frío, no indica que se tenga calor.
          Lo que sí indica es que no somos capaces de vivir y defender la Verdad. Que caminamos en el camino fácil, en el del rebaño, en el de la no confrontación, en el de la complacencia hacia los demás que no nos cree conflictos o esfuerzos.
          No es ser buena persona, lo que nos confiere la dignidad, sino ser defensores de la Verdad de la propia Vida, llena de errores, pero la verdad de nuestros corazones, de nuestra mente, de nuestro Ser, que desde la aceptación de la dignidad y verdad de los demás, nos lleve a aprender de todo cuanto existe alrededor, incluso de nosotros mismos, porque es desde esa Verdad, desde esa dignidad, de donde adquiere Dignidad la Vida y esa Verdad que se busca.
          No es solamente la bondad, la humildad lo que da dignidad a la Vida, sino la Verdad, llena de errores que crean una nueva Verdad. Porque Verdad es: ser lo que somos, a veces teniendo que desterrar lo que queremos ser o lo que hemos creado, que sin ser mentira, les falta la Dignidad.

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