No pretendo molestaros

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Yui Shin

miércoles, 28 de febrero de 2018

CUANDO MEDITAMOS

          Hemos sido muchos los afortunados que hemos podido escuchar las palabras de mi Maestro, algunos menos los que nos hemos sentado junto a Él, compartiendo espacio y alimentos.
          Ayer leía en Internet uno de sus escritos que he comentado con anterioridad, “Ser como una silla, de Tangen Harada”. También le vi en uno de los Kannon Sama de 2010, su forma de hablar, su dibujar el “Enzo” (círculo) en el aíre. Escuchando su “Ima, Koko” aquí y ahora, el “Ichi Tantei”, que incluso cuando se traducía por “one doing” (un solo hacer), se escapa al entendimiento de nosotros, los que le escuchábamos, los que cada uno alcanzaba un entendimiento diferente de las mismas palabras, sin que ninguno escapase o pudiese ser excluido de su Verdad.
          Es por lo que quiero escribir acerca de la Meditación que yo entendí de ese Ima, Koko, Ichi Tantei, el dibujar del Enzo etéreo suspendido invisible en el aíre.
          Comenzamos a meditar, tratando de alcanzar la concentración, el silencio de la mente. Quizás buscando nuestro ser, nuestra verdad, la Iluminación, nuestra Naturaleza de Buda, la unidad, penetrar en la Consciencia, trascender la dualidad.
          Podríamos continuar, hasta que el número de logros que pretendemos alcanzar se igualase con el de meditadores, pues cada uno tiene su propia meta, su propia búsqueda. Cada uno meditamos tratando de alcanzar Nuestro Ser, nuestra unión con Dios, con el Ser, con Buda, tratando de trascender la Dualidad para ser Uno con Todo, llegando a la Iluminación.
          A lo largo de nuestro deambular por la Meditación, ella ha acogido a la mente atormentada, a la mente en paz, al que cargaba con la desesperación, a la mente llena de ruidos, a la que guarda silencio, a la que puede concentrarse y a la dispersa, no ha tenido nunca conflicto o un mínimo pensamiento al acogernos cargados con todo ello.
          No ha importado si meditamos o no podemos meditar, si lo intentamos o estamos fuera de Ella, siempre somos acogidos, sin importar nuestra condición, nuestro pensar, nuestro deseo, lo que buscamos o esperamos de Ella, siempre hemos sido acogidos, sin ser preguntados, discriminados o juzgados, tanto si estamos dentro o fuera de Ella, hemos sido acogidos en y por Ella, siendo Meditación, al estar acogidos y Ella entregada a los que meditan y a los que creen no meditar.
          Si tuviese que traducir “Ichi Tantei o Ima Koko”, lo haría como Meditación, como ese Círculo que invisible en el aíre, acoge y encierra a cuanto hay dentro y fuera de Él, para ser “Enzo”, ese que mi Maestro dibujaba en el aíre, al no poder ser expresado.
          Nosotros llevamos un yo, que quiere ser Uno con Todo, la Verdad, Buda, Iluminación, Consciencia. Que quiere trascender la Dualidad, la Mente, el Sufrimiento, la Ignorancia.
          Todo ello está acogido en la Meditación, cuando meditamos o cuando creemos que nos hemos salido de Ella.
          En la botella de vino, podemos decir vino de botella o embotellado. Pero todos sabemos que el vino es de uva, no de botella. Que la botella es de cristal, de plástico u otro material hidrófugo, pero no de vino.
          Siendo dos, es necesario una trinidad para poder percibir la separación o diferenciación de ambas individualidades, como botella de vino.
          La Meditación es la Botella donde Todo es contenido, cuando nos sentamos podemos observar el vino y la botella, la mente y el ruido, la dispersión o concentración de nuestra mente, la luz y la oscuridad, nuestra humanidad y la Iluminación de la Naturaleza de Buda.
          Mientras el observador permanezca, incluso percibiendo la Iluminación o la unidad, no habrá penetrado en el Ima Koko, en el Ichi Tantei, será el aíre donde el Enzo permanece dibujado.
          Cuando nos sentamos a meditar, solamente puede haber Meditación, el Vacío donde Todo es acogido, siendo Vacío.
          Nada puede ser excluido, la Meditación acoge Todo, sin discriminar, sin cambiar, sin juzgar. Cada uno de nosotros fue acogido entendiendo lo que entendió de sus palabras, de su Silencio.


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