“No puedes decir adiós a quien
nunca se ha ido”.
Escuchando
a Rosshi Sama, esa forma de hablar que no importaba si le entendías, te
transmitía tranquilidad y alegría, inquietud y desazón, de saber que no importa
cuánto sabes, todavía no entiendes todo, a pesar de todo, tu conocimiento es
suficiente, yo te amo así, ámate tú también.
El
entendimiento nos era transmitido por Belinda, que transmitía de sí misma todo
cuanto era y una gran parte del Maestro, al traducir sus palabras. Me alegraría
que la noticia estuviese equivocada, pero hay personas que siguen viviendo a la
desaparición de su cuerpo, porque han permitido vivir a tanta gente, que son
inmortales al vivir en cuanto esas personas pudieron entender del Maestro.
Durante años,
fue el paño de lágrimas de muchos, su refugio, su consuelo, a veces cuando no
éramos capaces de entender al Maestro, ella daba palabras que permitían olvidar
los pesares. Otras, era desde la traducción, desde su profundo entendimiento de
lo que el Maestro transmitía y de su amor a la Vida.
Con ella pude
hablar en español, ella era la que ponía en palabras inglesas que pudiese entender,
lo que el Maestro decía. Pero era algo más que hablar, era más que alguien que estaba
simplemente en el templo. Era alegría, vivir con entrega, dedicada a los demás,
siempre dispuesta a escucharte tus problemas, pocas veces te contaba o decía que
ella los tuviese, a pesar de que a veces en el fondo de sus ojos podían apreciarse
aires tormentosos, nublados.
Pero no muere
el Amor, el Conocimiento, la Entrega, la Amistad, cuando alguien te ha ayudado a
estar, no en un buen o mal sitio, sino donde estás.
Muchas personas
pueden traducir las palabras, pero cuando alguien traduce al Maestro, solamente
puede vivir en ti, por toda tu eternidad.
Muchos años
han pasado, pocas veces nos hemos comunicado, pero por mucho tiempo que pase, no
podrás salir de mi ahora.
Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario