Boddhidarma estaba sentado frente al muro. Su
futuro sucesor, que estaba parado sobre la nieve, presentando su brazo cortado
a Boddhidarma, exclamó: “Mi mente está atormentada. Maestro,
apacigua mi mente.”
“Si me traes esa mente, la apaciguaré” le dijo Boddhidarma.
“Cuando busco mi mente no puedo dar con ella” replicó el sucesor.
“¡He apaciguado tu mente!” concluyo Boddhidarma.
¿Cuántas
veces habremos admirado el cielo estrellado, los colores del amanecer o del
atardecer?
Las bellas
estrellas siempre esperando a ser miradas, de día y de noche, con el cielo
despejado o nublado, con alguien mirando o cuando no mira nadie.
Las bellas
estrellas que nunca saben de su brillo, de si son contempladas o tan siquiera
percibidas, colgando eternamente suspendidas del Vacío, sin saber que son
estrellas.
Las
miramos arrobados en las noches de primavera, buscando nuestros amores en su
brillo, en su lejanía que tanto nos acompaña.
En verano,
cuando las flores comienzan a fructificar, sentados en el susurro del viento
del atardecer, abrazados al amor encontrado en primavera, las vemos ir llegando
una a una, hasta cubrir el cielo de pequeñas luces de sueños esperados.
Ellas
están cuando se van los amores, cuando dormimos, cuando permanecemos encerrados
en descanso o en nuestra huida de la vida.
Ellas
están cuando son contempladas con amor o maldecidas por nuestros desamores.
Ellas
siempre están, simplemente siendo estrellas, de día y de noche, en cielos
claros o nublados, permitiendo que sean nuestras, cuando ni siquiera son suyas.
Por eso,
por ser nuestras estrellas, son robadas por el día o por las nubes, por
nuestros desamores, por nuestras soledades tratando de huir de nosotros mismos.
No se van
las estrellas siendo estrellas, desaparecen solamente “las nuestras”, robadas
por el hado maléfico del ego.
No es la mente
la que se atormenta, al igual que las estrellas siempre permanecen siendo estrellas,
la mente no deja nunca de serlo. No se califica nunca a sí misma, siendo: “Mente atormentada cuando
atormentada, tranquila en su sosiego”, pero no
sabiendo que es mente, ¿cómo encontrar sosiego o tormento?
No podemos
encontrar algo que sea nuestro, a lo más podemos percibir una parte de lo que somos,
por la parte que no percibimos, esa que estamos siendo.
Cuando encontremos
algo que sea nuestro, el Maestro no tendrá problemas en cuidarlo para que sea como
deseamos.
Mientras, seamos
lo que somos: “Estrellas en el cielo”.
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