No pretendo molestaros

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Yui Shin

domingo, 18 de febrero de 2018

SALIENDO DEL LABERINTO

          Desde antiguo, hemos leído las historias de un héroe que tiene que encontrar o salvar algo importante para la vida de la Humanidad, la convivencia en armonía y paz. Para pasar las pruebas necesarias hay que entrar en el peligro, del que salimos gracias a algo que nos ha sido entregado por un hada, un mago, una bruja o una persona de la Sabiduría.
          Zapatillas que vuelan, sacos o capas que hacen desaparecer algo, alas para salir de los laberintos, espadas hechas con materiales mágicos, en general, algo que haga desaparecer el ego, donde pueden depositarse todos los peligros y sufrimientos del Universo, o el amor que hace la alquimia de transformar aquello con lo que entra en contacto.
          Tantos caminos que nos han explicado para encontrar el mundo soñado, el Paraíso que nos comprometimos a crear, cuando sentimos que éramos lo suficientemente adultos para no vivir en la casa de nuestro Padre, el Universo que aceptamos dirigir lleno de paz y amor, en la convivencia de nuestra creación.
          Decimos, que tenemos que encontrar dentro, lo que nos hemos comprometido a crear fuera, incapaces de verlo en nuestro ego que es el que está separando ambos yo. Pero no podemos mirar dentro, porque solamente podemos percibir su reflejo fuera.
          Negamos a Dios, ese dios que hemos creado a nuestra imagen y semejanza, ese Dios que hemos creído percibir en el Universo que nos refleja, ese Dios que al sentirnos incapaces de manifestar, negamos para escondernos en ese ego que nos da la seguridad de que podamos creer que somos lo que vemos, olvidando lo que manifestamos.
          Culpamos a ese Dios que hemos creado fuera, en su hogar, en su cielo, en su Paraíso, del que ocupamos su exterior, soñando con entrar en Él, porque finalmente podemos manifestarlo en nosotros. Al mismo tiempo buscando en lo demás la culpa de nuestro fracaso, de ser Uno con Todo, lo Absoluto, el Creador de lo que somos.
          Recorremos caminos que nos han prometido que nos llevarán donde deseamos llegar. Pero solamente encontramos frustración, dando vueltas en el Laberinto en el que vivimos. Hemos encontrado tantos culpables, tanta imperfección, tanto abandono de Dios, tantas leyes que hay que establecer y cumplir para alcanzar la felicidad de ser Libertad, que nos descargamos de las herramientas que nos son ofrecidas, pensando que hay que ir ligeros y rápidos para alcanzar la Meta.
          Algo que solamente nos obliga a no poder parar, a correr de un lugar a otro, sin poder alejarnos de nosotros mismos, que es la carga que nos impide salir del Laberinto.
          Hemos buscado un Dios que nos haga buenos, hemos buscado gobiernos de todo tipo que nos obliguen con sus leyes o su poder a ser buenos, hemos tratado de destruir el mal para encontrar el bien, hemos prohibido hacer cosas equivocadas, pero todo ello solamente nos ha sumido más profundamente en nuestra frustración. Nadie puede cambiar el Universo que hemos creado, nadie puede obligarnos a existir en lo correcto, en el amor, en la paz o la armonía.
          Solamente nos ha quedado tratar de obligar a los demás por medio de leyes a vivir correctamente, en la seguridad de que lo correcto es aquello que nos beneficia o es mejor para “mí”.
          Pero podemos amar la paz o la guerra, lo correcto puede ser creer en un dios de amor y libertad para los otros dioses o uno vengativo y celoso que destruye a los otros dioses y sus seguidores, podemos amar tanto la paz que no paremos nunca la guerra por conseguirla, podemos buscar tanto el Amor, que destruyamos a todo aquello que no nos ame.
          Hay tantos caminos, tantos laberintos, en los que para una existencia en el Todo, bastaría con dejar el ego fuera al entrar en ellos para llegar a una meta.
          Pero perderíamos la mitad de la Vida al abandonar la dualidad, por lo que no podemos abandonar totalmente el ego en la entrada.
          En cada camino que debemos recorrer, recorremos un Laberinto que solamente puede ser abierto con una llave que encontramos a la entrada, es pesada de llevar, molesta por su tamaño, pero que no podremos llegar a la Meta saliendo de los laberintos sin ella.
          Amar, honestidad, amistad, el bien, la justicia, todo ello pertenece al Universo Dual, tanto en cuanto es nuestra relación con el resto del Universo donde pueden ser manifestadas, la corrección de todas estas cualidades, estos principios o valores, tiene que ser abierta con la llave de la Dignidad, que nos lleva a vivir manifestando y luchando por la Verdad y la Justicia, lucha innecesaria cuando ser dignos, nos lleva a dar dignidad al resto del Universo, recibiendo la que el resto del Universo nos da.

 

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