Es difícil
de encontrar la Dignidad, cuando consideramos que somos la única isla de
Dignidad existente en el océano de Indignidad que nos rodea.
Todos podemos
ver, percibir, criticar y decir que luchamos contra ella, la pérfida indignidad
que nos aleja de la Justicia, de la Armonía y de una convivencia humana.
Cada uno
de nosotros estamos seguros, pues la vemos con claridad, en: los poderes, en
los ricos, en los gobiernos, en la sociedad, en la familia, en los demás, que
es fuera de nosotros donde reside la Indignidad.
Pero no
nos hemos esforzado en ser los que rigen los poderes, los gobiernos, las
grandes corporaciones, limitándonos a criticar, a reclamar, a protestar, a
pedir que nos impongan la dignidad por ley, obligarnos a vivir usando y
reconociendo la Dignidad.
Pero: ¿Qué hacemos por
llevar la Dignidad a nuestro alrededor?, ¿Qué esfuerzo hemos realizado, para
ser los líderes de los poderes que llevan al rebaño?. Nos hemos limitado a pedir, a reclamar, a exigir, que
alguien nos obligue a vivir y usar la Dignidad.
En matemáticas,
se dice que un número con un 9 en periodo, tiende al numero siguiente. Ese océano de
Indignidad contiene las aguas del silencio o desuso del 99,99999999999 …..% de la gente digna,
rodeando el 0,0000000000000……..1% inexistente, de esa isla de Dignidad.
Incluso cuando
el 100% de la gente fuese buena, honrada y decente, sin Dignidad no podría
haber Justicia y Verdad.
Es la isla
de la Dignidad, la que permite el enraizamiento y crecimiento a la existencia
de ambas.
Pero no
existe la Dignidad de los demás, no se encuentra pidiéndola o siendo ejercida
por otros. Solamente la Dignidad que usamos al vivir es nuestra, la única que
existe para cada uno es la suya. La única que podemos crear es la nuestra,
siendo nuestra fortaleza de permanecer y existir en ella, la que permitirá que
sea aceptada y usada por los demás.
El lugar
donde encontrarla es en nosotros, pero para verla hay que mirar fuera, a
nuestro alrededor. Cuando vemos corrupción, guerras, violaciones de todo tipo y
condición, cuando se busca el ser obligados a vivir correctamente, cuando
reclamamos a los demás, cuando culpabilizamos a los demás, cuando hay un mínimo
de injusticia o aparece la mentira, es por ausencia de la Dignidad.
Podemos decir
que somos dignos por una u otra razón, pero si mentimos, si hacemos lo
incorrecto, si no luchamos por la Justicia y la Verdad desde la paz, no somos
dignos, no tenemos Dignidad.
“Por sus frutos los conoceréis”, es la sociedad que vivimos la que indica si hay
Dignidad en nosotros, o solamente llenamos el océano de la Indignidad.
Nuestra sociedad
es nuestro fruto, su Humanidad, Armonía, Justicia y Verdad, dice si crece en la
isla de la Dignidad, o en el océano de la Indignidad.
No es
necesaria una isla mayor, pues solamente un mínimo de ella haría crecer a toda la
Humanidad.
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