Una de las
dificultades que tiene, entender o encontrar cómo han actuado las leyes del
Karma para haber llegado a un resultado, es que hay muchos tipos de karma: “Individual,
familiar, grupal, colectivo, inmediato, acumulativo…..,”, además del que resulta de la mezcla de varios, u otros
que no tenemos claro de cómo son.
Solamente hay
dos puntos claros, concretos e inmutables: “Antes del principio,
antes del nacimiento de la acción generadora de karma, existía Buda. Después del
final, cuando deje de existir la acción generadora de karma, existirá Buda”. Pudiendo llamarle como queramos, siempre que sea el Todo
o lo Absoluto.
Hace miles
de años, alguien decía: “Así es arriba como abajo”, que
dicen, que significa, que si vives en un ático en una torre, ves lo mismo que
puedes ver viviendo en un sótano sin ventanas. Todos sabemos que es mentira,
que en uno ves las paredes, y en otro puedes ver el cielo, las luces, las
montañas, el río y un montón de casas alrededor si vives en una ciudad.
Cuando me
lo dijo un amigo, lo primero que pensé es que o era imbécil o un sabio. Yo sé
con seguridad que no se ve lo mismo, porque he estado en áticos en alto y en
sótanos y cuevas, por lo que puedo pensar que mi amigo es un imbécil.
Pero también
he leído y meditado, lo que me ha enseñado que independientemente de donde
miras, todo es la misma Vida, Dios, Buda o como se quiera llamar, por lo que no
importa donde estés, lo que puedes percibir es la misma Vida o lo mismo.
Ese es el “Bien” de mi Maestro, ante cualquier situación, condición, o
pregunta o duda, lo que me aseguró que era un imbécil, el mismo que hablaba por
mí ante mi desesperación del yo perdido.
Buda no
sabe que existe, que existimos o que haya existencia, por lo que cualquiera de
nosotros lo consideraríamos un imbécil, que solamente dice “Bien” ante cualquier resultado kármico.
Una de las
enseñanzas de la Alquimia, es que, independientemente de la condición o
apariencia de algo, siempre puede transmutarse a su Naturaleza Esencial. Porque
es esta Esencia la que es antes de la Existencia, y cuando esta termine volverá
a Ser, por lo que todo lo que se ha manifestado entre medias, puede ser
expresado como: “Bien”, es lo que has vivido.
Somos el
resultado del Karma, nuestra acción al crear las circunstancias determina lo
que somos. Pero no como un yo excluido, sino como un Yo incluido y excluido.
Somos las
piezas y el puzle de la Vida. Totalmente terminado y montado antes del Principio,
totalmente terminado y montado al final, sin haber cambiado o perdido esa
Naturaleza entre medias.
Somos las
piezas y el puzle de la Vida. Con sus piezas en la bolsa de plástico, el cartón
con la foto y la caja donde está guardado desde antes del Principio, y no
cambiaremos mientras llega o después de llegar el Final.
Las piezas
en la bolsa, se descolorarán con el tiempo, partículas de sus colores se
desprenderán y se adherirán a otras, otras permanecerán a su alrededor dentro
de la bolsa, se rayarán en su roce. Mientras, el Puzle permanecerá inmaculado,
perfecto sin que ni tan siquiera una mota de polvo pueda caer sobre Él, desde antes
del Principio, a lo largo de la Eternidad, cuando llegue el final y después, al
no haber nada fuera o dentro que pueda añadirse, que lo roce, que lo juzgue o discrimine.
Montado o
con las piezas revueltas Él es siempre el Puzle, donde Todo está Bien, donde no
surgen pensamientos, solamente la Inexistencia en la Existencia del Puzle.
Cuando: yo
hablo, habla la mente, estoy contento, desesperado, con el karma bueno o malo,
nunca dejo de ser Puzle, Buda, el Arriba y el Abajo, de una misma Vida.
Solamente necesito saber
la Vida que quiero expresar, la Vida que quiero vivir. Porque nunca saldré de
la bolsa donde se guardan las piezas, nunca dejaré de ser el Puzle, totalmente
acabado. Pero aún así, solamente puedo decir: “Bien, soy el Karma que he
creado”.
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