Uno de los
temas que nos llevan a la argumentación y demasiadas veces a la discusión, pelea
o guerras, es la existencia o no de los conceptos que hemos creado. Cuando no
nos dedicamos, a matar a quien piensa que se llama de otra manera o que se
explica o se ve de una manera diferente.
Además, nos
creemos en el derecho de indignarnos y enfadarnos, si el concepto no hace lo
que hemos dicho o establecido que hace.
Me pregunto
a veces, si el que se inventase el aspirador, es porque nadie ha conseguido volar
con una escoba. Creo, que todos sabemos que las escobas de las brujas vuelan,
por lo que cuando se quiere volar, solamente hay que comprar una escoba de
bruja.
Una de las
razones por la que se dejaron de fabricar, fue, por la amenaza de demanda de las
líneas aéreas de competencia desleal.
Cuando creamos
el Concepto de Dios, si no hace lo que decimos que tiene que hacer, nos
enfadamos, lo ridiculizamos, nos inventamos otro, o simplemente negamos su
existencia.
Cuando nos
hace altos y guapos, ricos, simpáticos, nos ayuda a ganar las guerras o le trae
desgracias a quien nos cae mal, le rezamos atemorizados para que no se enfade y
presumimos de Dios Verdadero y poderoso.
Cuando escribimos
cómo es, dónde vive, de su familia y sus poderes, contando de camino su vida y
dónde nos va a permitir existir cuando le hemos obedecido, olvidamos que el
lugar donde la mayoría de esos libros dicen que vive, es: “En nuestros
Corazones, y que yo sepa, al menos yo, solamente tengo uno que es el mío”, incluso si me trasplantasen otro, solamente seguiría
teniendo uno. No importa cuantos corazones físicos podamos tener en el cuerpo,
solamente hay uno que puede ser habitado por Dios.
Cuando creamos
el Concepto del Amor, lo aceptamos como que es el que nos hace amar a quien o
lo que nos gusta, y podemos ser indiferentes o no hacer caso, relegándoles al
ostracismo o el destierro de nuestras vidas, a lo que no nos gusta.
Pero lo
importante del Amor, es cómo: “Nos tratan, nos respetan, nos regalan, nos consienten, nos adoran,
…,”.
En el
Concepto Vida, lo que encierra para nosotros es que, lo que percibimos vivir es
la Vida. Llegando a aceptar, pero con algún adjetivo, que lo que nos parece que
no vive es Vida de tal o cual nivel o condición.
Lo que
hemos llegado a descubrir de los Conceptos, creados tratando de explicarnos
nuestra relación con el Todo Abstracto, que la mente puede pensar en abstracción,
pero no percibir, se reduce a lo que podemos experimentar o percibir.
Esta es la
base de la montaña, de la que tramos de argumentar y crear sobre ella nuestras
vidas. Es la que sustenta el máximo que podemos llegar a ser, que no importa cuán
lejos lleguemos, tendrá unos límites, que incluso pueden ser infinitos, pero
que llegaremos a lomos del “yo”, del ego de saber y ser
conscientes de estar siendo.
Los Conceptos
no niegan ese yo, no niegan la Dualidad, la existencia de lo que percibimos,
pues es un Todo totalmente Abstracto, en el que no puede excluirse ni tan
siquiera que pudiese haber algo que no estuviese, pero tendría que no ser fuera
o dentro de Él. Porque este Todo del Concepto, no tiene algo que funcione que
no sea como Todo.
Su Infinitud, su Eternidad sin Principio
o Final, no viene de lo grande o pequeño, de Poder o Servicio, no son sus
condiciones, sino su Naturaleza de Ser, lo que le confiere estas cualidades,
porque siempre Es lo que está Siendo.
Pero no hay que entender ese “Está”,
como lo que es Él, el Todo, sino la Abstracción de que puede existir algo o
nada, que no puede percibir que Es, por Serlo.
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