Quienes leéis
lo que escribo, sabéis que hay tres Conceptos básicos para mí, en los que
pienso que son la base sobre la que construimos lo que somos y son también las herramientas
y el camino con las que construimos nuestro Universo. Nuestra percepción de lo
que somos y de lo que es nuestro Universo, dependen de estos tres Conceptos: “Dios,
Vida y Amor”.
Los Conceptos,
al igual que las palabras, no son la realidad de las cosas, unas dan nombres a
las cosas, pero ese nombre se corresponde a nuestra percepción de lo que algo
es y sus funciones, o por las características que le hemos atribuido. De ahí lo
que decía Confucio de la importancia de: “La rectificación de los nombres”. Es decir, lograr que las cosas reales
estuviesen de acuerdo con el significado de sus nombres: “Cada cosa tiene un nombre y se corresponde con unas características y sus funciones, cuando algo no las tiene, hay que denominarlo por otro nombre”, o la frase de: “El principio de la sabiduría es llamar a las cosas por su nombre”.
estuviesen de acuerdo con el significado de sus nombres: “Cada cosa tiene un nombre y se corresponde con unas características y sus funciones, cuando algo no las tiene, hay que denominarlo por otro nombre”, o la frase de: “El principio de la sabiduría es llamar a las cosas por su nombre”.
Pero este
es uno de los motivos de nuestras equivocaciones, al no integrar las partes en
el Todo de sus enseñanzas, que estaban equilibradas con la parte que no era de
comportamiento social, que reflejaba: “El Tao Te King, de Lao Tse.
Ese ser el
centro de todo cuanto analizamos o percibimos, ser el que da y pronuncia los nombres,
el que los escucha, modifica, cambia y percibe el significado del nombre, por
lo que está viendo en un momento, por las circunstancias.
Cuando miramos
la Vida, lo que percibimos como Vida es lo que consideramos al pronunciar el nombre,
es ese yo y esa percepción, lo que certifica que lo que percibimos es Vida.
Pero toda percepción, solamente es posible desde dentro o desde fuera. Siendo
las dos diferentes, son simplemente la percepción de algo, no su realidad.
Podríamos decir
que si tratamos de percibir o expresar el Amor, es la capacidad que tengamos de
mostrarlo o percibirlo, lo que encontraremos al buscarlo, analizarlo o
mostrarlo.
Si buscamos
a Dios, tiene que haber un yo que lo encuentre, que lo perciba, que lo escuche
y hable con Él. Que es la razón por la que las Filosofías y Religiones, han
tratado de explicar lo que es la función y características de Dios.
Estos son
los motivos que suelen llevar, a que al no cumplirse las funciones y características
con las que hemos definido los nombres, haya que cambiarlos o negar la
existencia de algo que pueda llevarlo.
Hemos olvidado
que los Conceptos son algo que no puede tener sujeto, tampoco algo que exista o
viva dentro o fuera de Él.
En las
filosofías y Religiones, estos tres Conceptos, implícita o explícitamente,
tienen una Naturaleza de Absoluto, son considerados sin principio o final y por
tanto Eternos, en las explicaciones, se dice que no pueden ser duales, pero
siendo Absolutos e Infinitos, obviamente no hay nada que no esté potencialmente
en lo que son.
En Ellos,
existiendo: “Las partes, los opuestos, todo tipo de manifestación o
manifestaciones, todo tipo de individualidades absolutas en número Infinito,
todos los Universo y tipos de manifestación, todos los Infinitos niveles de
manifestación”, sin embargo ese nombre como Concepto, no puede ser percibido
por algo externo o interno, ni tan siquiera por Sí Mismo, porque en su
Condición de Concepto, no pueden perder Su condición de Absoluto, Su Seidad en
el Ahora sin espacio ni tiempo, no por inexistencia, sino por no poder existir
algo que pueda percibirlo.
Amar, vivir,
existir, manifestarnos, percibiendo cuanto Es la Realidad, en su Dualidad, nos
permite dar nombres a todo, incluso a Dios. Pero esos nombres y funciones, que
le damos a los nombres que le damos a lo que percibimos, necesitan el objeto y
el yo.
Algo, que
es impensable que pueda formar parte de los Conceptos, que hemos definido como
Absolutos.
Nada puede
percibir o ser percibido por el Concepto Absoluto, cualesquiera que sea el
nombre por el que le nombremos. Es por ello, que Dios, Vida y Amor, no son lo
que vive, lo que ama, o lo que crea, pero tampoco pueden dejar de serlo. Por
eso en sus características, se incluye: “Sin Principio, Sin Final”.
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