A veces,
hay hechos en nuestra sociedad, que de alguna manera son vistos por los medios
de comunicación y grupos y asociaciones sociales, como banderas que enarbolar
en defensa de sus metas. Unas de conseguir beneficios, otras de que se promulguen
leyes y dediquen subvenciones y dinero a imponernos el vivir con dignidad.
Si miramos
que solamente algunos tipos de casos, que preferentemente son de un espectro
social, que hay muchos otros que se callan y son casi ocultados por los medios.
Deberíamos preguntarnos, si no seremos dirigidos en una dirección en la que no
queremos ir.
Han surgido
casos de violaciones, frecuentes en nuestra sociedad, de asesinatos, de
violencia, de falta de amor filial o paternal, el abuso llega a todas las capas
sociales. Las drogas, las drogadicciones y la irresponsabilidad se están
convirtiendo en la marca y señal de nuestra sociedad.
Pero al
final, son casos puntuales los que mueven a los medios de comunicación y a las
masas, arengadas por grupos y asociaciones sociales o que viven de que existan
esos problemas.
Los problemas
de todo tipo, hay que solucionarlos cuanto antes. Pero solamente se arreglan
realmente cuando los valores, los principios y dignidad individual, impiden su
creación.
El problema
de la erradicación de “los problemas”, es que haría
innecesaria toda esta gente que se dedica a airear y agrandar los conflictos,
no aportando más que la creación de leyes o cuerpos de seguridad que impidan,
que vivamos nuestra indignidad por ser forzados a no manifestarla, si no
tenemos el poder suficiente para transgredir esas leyes o no nos importan las
consecuencias.
Pienso que
hay gente que debería ser apartada y que se debería impedir su convivencia con
los demás. Pero eso no serviría para vivir con cuidado y proteger nuestro ser
desde su defensa, sin atacar a los demás. Solamente una sobreprotección, que
nos haría descuidados y con un sistema inmunológico débil.
Pero la
manada, los padres que asesinan a sus hijos, o hijos a sus padres, la violencia
de todo tipo, la física masculina y la femenina de otros tipos, la del poderoso
obligando al débil y la del débil exigiendo protección al fuerte, los
violadores de todo tipo, los vendedores de drogas, la falta de valores que nos
lleva a las drogadicciones.
Hay un terreno
donde crecen, todas esas actitudes que rechazamos, que lleva a que alguien se
drogue o se emborrache y sienta que le quita la responsabilidad de sus actos.
Ese terreno es la falta de: “Valores, Principios y Dignidad”.
Si se riega
con el ego, el pasotismo, los derechos y la impunidad, que muchas veces no
proviene ni tan siquiera de la ley, sino del silencio de cuantos no usamos la
dignidad, para buscar, defender y proteger la Dignidad en nuestra convivencia,
lo que crece es lo que tenemos.
No sé, ni
pretendo juzgar a los de “la manada”, que si hicieron las
cosas como se dice de lo que conozco, solamente las ratas en casos de sobrepoblación
extrema, se unen para violar a las hembras. Tampoco sé, si cuando una persona
se falta al respeto, confiando en que los demás sí la respeten, cuando has
perdido la capacidad de pensar, por haber bebido o drogarte, cuando lo haces
para no ser responsable de tus actos, si verdaderamente es dignidad el protestar
por ello.
Dignidad no
es respetar a los demás, ni tan siquiera respetarse uno mismo, sino la
sinceridad de exponer los hechos desde la verdad, para que el resultado sea el
de la Justicia, al ser lo más justo posible determinar las responsabilidades de
unos hechos cuando las partes dicen la verdad, sin mirar beneficios o pérdidas.
Tratar de
justificar nuestra falta de responsabilidad, es indignidad.
Pero este
tipo de convivencia, en el que la Indignidad dirige nuestras relaciones, no
tiene arreglo por leyes, dinero o forzarnos a hacer lo correcto.
Solamente
el que vivamos desde la dignidad y con Dignidad, puede llevarnos a que vivir
correctamente sea lo normal.
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