Todos los problemas tienen arreglo.
No hay guerra que no podamos arreglar sus
efectos.
No hay hambre que no pueda ser
solucionada, o pobreza que no pueda ser erradicada.
Para conseguirlo, hemos creado a los
caballeros defensores de los débiles, los monjes que ayudaban a los
necesitados, las asociaciones de protección al débil y al desvalido, la ONU
para unir a todas las naciones y sus habitantes, creando leyes y decretos para
una convivencia en paz. Tenemos ONGs para ayudar y erradicar todos los
problemas.
Hemos fabricado toda clase de armamento
para establecer la paz, tenemos leyes para proteger todo tipo de contingencias.
El que todo esto pueda funcionar,
dependerá de que creemos los problemas que las instituciones solucionen, porque
si no, cuál sería el objeto de su existencia, la necesidad de crearlas.
Tratando de crear los medios para resolver
los problemas, no nos ha quedado más remedio que tener que crearlos.
La búsqueda de la Dignidad, del Amor, de
ese Dios que habita en cada individualidad de las que escribo, no es para solucionar
ningún problema, mi poder no llega a esos extremos, tampoco he intentado nunca
tener esa fuerza y poder, de solucionar los problemas.
En mi ignorancia, debilidad, y poca fuerza
de voluntad, intento encontrar el camino de no crearlos, para no tener que
esforzarme en resolverlos o criticarme por no hacerlo.
Qué necesidad tengo de tener que ser
desgraciado, para ser feliz. Siempre he pensado que para no tener que hacer
nada, lo mejor y más fácil es ser feliz y no tener que buscar la felicidad.
En la mili me dijeron que a lo mejor iríamos
a África a imponer la paz. Yo le contesté que si no íbamos, no tendrían con
quien pelear. Me hablaron de consejo de guerra.
Pero no pelear para que los demás no lo
hagan, es empezar la guerra.
No podemos evitar la ambición ajena,
solamente a nivel individual puede conseguirse que el Universo exista en la
Paz.
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