AL MIRARNOS

          Es el no amarnos a nosotros mismos, lo que origina que no nos respetemos.

          Al mirar lo que vemos, lo que creemos ser, la parte que estamos preparados para conocer que es una imagen de lo que somos, nuestras ambiciones, nuestros deseos, nuestros miedos, nuestra insatisfacción con quien somos, nos lleva a la infelicidad y a no respetar ni poder ver o aceptar lo que somos.

          No podemos juzgar una vida, ni una fiesta o acontecimiento por una fotografía. Vemos paisajes idílicos fotografiados de países en guerra, de mala vecindad o indignidad.

          Al mirarnos, solamente vemos una comparación con lo que deseamos o nos han dicho o enseñado que deberíamos ser. De una imagen que cambia a cada momento, que la foto puede captar y veremos algo diferente cada vez que nos miremos en ella. Pero no podremos mirar a quien nos está viendo y juzgando.

          Al mirarnos, nos vemos desde la discriminación de no aceptar lo que somos, siempre que el respeto y el amor no es manifestado por nosotros.

          No es el espejo, no es que veamos solamente una foto o imagen del momento de nuestro ser, sino la falta de amor la que unas veces desde la prepotencia y otras desde la insatisfacción, nos hace juzgarnos por lo que nos hemos dado o la capacidad de poseer algo, o desde no ser lo que deseamos.

          La aceptación de lo que somos, no permite saber lo que estamos aceptando ser, porque la aceptación es previa a estar siendo.

          Lo que no amamos, lo que no respetamos, junto con el que no nos ama ni respeta, es lo que tenemos deseando cumplir nuestros deseos, siendo el que los crea. No hay nadie ni nada más, que tenga exactamente los mismos deseos, siendo además el único que puede conseguir hacerlos realidad.

          Aceptar y amar lo que somos, es respetar y ayudar a quien conseguirá que seamos aquello que deseamos ser, origen de nuestras frustraciones, por no amarnos lo suficiente para confiar que no hay nada imposible, para quien acepta ser lo que está siendo.

          Decía Lao Tse: “Que el Sabio sin hacer nada, todo está siempre hecho y terminado”.

          Porque solamente permitiendo vivir en libertad a quien estamos siendo, viviremos en la Eternidad del Ahora siendo lo que está siendo Ahora: “Todo”.

          Como he escrito y dicho innumerables veces, mi Maestro nunca me enseñó ni pretendió enseñarme: “Al ver en mí tal como llegué a Buda”. No importaba mi opinión, lo que yo viese en mí, que exigiese su enseñanza, por lo que veía en todos es por lo que es mi Maestro.