Todos, tenemos
un yo claro con el cual nos identificamos. Pero tratamos de encontrar un yo
misterioso que creemos o pretendemos ser.
Luchamos por
encontrarlo y sobre todo por serlo, pero es tarea inútil pues el que deseamos
ser siempre va por delante, cundo no lo hemos dejado atrás.
Desde el
principio de los tiempos se ha luchado por encontrar ese Yo que somos, que
pretendemos ser, sin que ni tan siquiera Dios haya podido encontrarlo.
Dios o el
origen del Todo, nace en las filosofías antiguas como un ser Trínico. Pero que
en lo que es, está el ser Único y Absoluto.
Absoluto,
solamente se puede ser como Vacío.
Uno
solamente se puede ser como Absoluto.
Pero para
ser Yo, solamente puedes nacer como Trinidad.
En Egipto,
en India, en el cristianismo y numerosas filosofías y religiones, nos hablan
del 3 en 1, o Trinidad de Dios.
Incluso existiendo
la Creación como Absoluto, sería Dios por ser Absoluta, al mismo tiempo sería
Vacío por no poder percibirse.
Al percibir
su potencialidad, su esencia, su inexistencia, sería Uno, pero no podría
percibirse todavía, aparte de siendo Consciencia de Ser.
Pero para
el nacimiento del Yo soy Dios, tiene que existir Dios como Absoluto,
manifestado como Uno que percibe su Creación, para dar nacimiento a ese que
percibe que es: “Siendo este el verdadero yo”, ese que percibe que existe Dios
y la Creación: “Padre Creador de un Hijo, y el Espíritu del Conocimiento de ser
Padre del Hijo”. Siendo por tanto ese Conocimiento el Yo, el que percibe la separación
en partes del Padre y del Hijo, de lo divino y lo humano, del arriba y del
abajo, luz y oscuridad.
Es esta
percepción de la Dualidad la que es el yo, su nacimiento es debido a percibir
al Uno como dos mitades separadas.
El Ahora
de Buda, son infinitos ahora. No importa cuántos ahora existan, cada uno es
Absoluto en sí mismo para poder ser Ahora. En cualquier ahora, no existe la
dualidad, no existe el tiempo o el yo. Sin importar en cuántos lo dividas o si unes
un número infinito de ahora, el resultado es que siempre hay un Ahora, Único y
Absoluto, sin que existan otros ahora fuera o dentro de él.
El yo, no
puede ser el que percibimos ser, pues solamente estamos percibiendo algo que no
somos, que es lo único que puede ser percibido.
Luego, el
único que queda como posible yo, es el que percibe que no somos lo mismo que
algo dentro o fuera de lo que es percibido como yo. Pero si hay algo seguro, es
que lo que es percibido no puede ser lo que somos, al no poder ser percibido
algo por sí mismo, o lo que es.
Lo que
estamos siendo es en el Ahora. Donde no hay yo, tiempo, espacio, dualidad o
unidad.
En el
Ahora solamente existe el Vacío donde Todo existe y se manifiesta, pero donde
no cabe el yo.
Su nacimiento
depende de saber, de conocer, de percibir, la unión o la separación de las dos
mitades, es la manifestación de la Dualidad, percibida por un tercero que es el
Conocimiento Trínico.
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