Dice el
Maestro que: “El Camino Medio es el que incluye o une los dos extremos”.
Las
escaleras nos suben o nos bajan, nos acercan o nos alejan, permiten quedarnos
entre arriba o abajo, entre el Cielo y la Tierra, al permitirnos situarnos en los
travesaños o escalones que unen los dos laterales o movernos de uno a otro.
Firmemente
agarrados al larguero que sube y al larguero que baja, nos asentamos en la
unión que nos sitúa en el peldaño del Aquí y Ahora.
En
nuestras vidas, dependemos de esos dos largueros que si atraviesan un río dos
simples cuerdas soportando unas tablas, se llaman puentes en lugar de
escaleras, si unimos dos puntos separados con infinitos peldaños de agua, se
llama río, u océano, o lluvia.
Dos
personas reflejando totalmente diferentes aspectos, se unen con peldaños de
dedicación de uno a otro llamado, amistad o amor, incluso humanidad.
Nadie
enseña si no se une su larguero con los peldaños de la comprensión, siendo la
escalera de la Sabiduría.
Hay
enseñanzas fijas, 2 por 2, o 2 más 2, son cuatro, pero el saber qué cuatro,
depende de nuestra comprensión. Porque sabiendo sumar y multiplicar, sacamos un
mismo resultado matemático, pero nuestra comprensión nos lleva a infinitos
conocimientos de ese resultado.
Pero hemos
olvidado que los peldaños, no pueden sustentarse sin esos largueros, que no hay
Camino Medio, ni tan siquiera camino que lleve a lugar alguno, si quitamos los
extremos.
Que podemos
subir o bajar, dependiendo de nuestras opiniones o conocimiento de los Conceptos,
pero la escalera no sabe de subir o bajar, de largueros o peldaños, no percibe
que haya algo que unir o algo que pueda unir algo.
El bien no
encuentra que haya algo que hacer al no crear problemas que resolver, es quizás
el motivo por el que somos incapaces de aprender de lo bueno, del amor, de la
amistad, de la dignidad, porque lo miramos como si solamente hubiese un
larguero, que es el que nos trae lo que los demás nos dan, para saber que nos
aman, que son nuestros amigos, que tienen dignidad: “Nos dan lo que
deseamos, lo que esperamos, lo que nos viene bien, sin pedirnos nada a cambio”.
Es imposible
que los peldaños del amor, de la amistad o la dignidad, aguanten para llevarnos
a mejorar nuestra posición en la Vida, en la escalera. No puede depender
nuestra posición, lo que somos, de lo que hacen los demás. Que lo que sabemos y
manifestamos sea responsabilidad del que enseña.
La Escalera,
no sabe que alguien o algo pueda subir o bajar, o decidir quedarse eternamente
en un peldaño. No conoce de peldaños o largueros. No ha creído nunca que hay
algo que unir. Ni tan siquiera sabe que es una escalera.
Pero será
una escalera eternamente, para que quien desee subir suba. Para quien quiera bajar
baje. Sus largueros siempre unirán lo que somos con todo lo que podemos ser,
todo lo que Somos con Todo lo que Manifestamos, pero esos peldaños nos permitirán
movernos desde lo que somos a lo que deseamos ser.
Solamente una
cosa no puede hacer o permitir la escalera: “Sacarnos del Aquí y Ahora
o ser algo diferente a lo que somos.
Agarrados a
la escalera, pensando que podemos ir al Infinito o la Eternidad, que unen sus
peldaños. Moviéndonos por sus peldaños, tratando de avanzar hacia arriba o
hacia abajo. No somos conscientes de que estamos tocando el cielo y la tierra,
que ya somos esa Escalera que une Cielo y Tierra, que une Bien y Mal, no para
que haya dualidad, sino para ser Vacío, donde las dos polaridades sirvan para
manifestar el Cielo y la Tierra, siendo Escalera que no puede unir nada.
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