Quizás, lo
imprescindible para vivir como Seres Humanos, sea algo que todos pensamos que
tenemos y que es algo que los demás no tienen, la razón de que la sociedad que
hemos creado sea esta que nos sorprende cada día con: Corrupción, trafico de
todo pero ilegal, violaciones de todo y todo tipo, violencia machista y feminista
una abuso de fuerza y falta de autoestima / la otra de mujer pidiendo igualdad ficticia
si la merece o no, abusos, guerras,
asesinatos, infidelidades, destrucción de familias, egoísmo, que lo único
deseable es el poder y la riqueza para poder abusar. Finalmente, hasta en las
ayudas, en la dedicación a los demás salen con frecuencia noticias de mentiras
y engaños.
La lista
sería tan extensa, que, al final, olvidaría escribir eso que es necesario para
evitar que todas estas noticias sean innecesarias, lo que evitaría el que estas
situaciones nacieran, sin tener que abortarlas, pues dejaría de ser sembrada la
semilla de ellas, no habría terreno que admitiera su crecimiento, lo
imprescindible para crear esa sociedad soñada, no necesita de la venida de
extraterrestres, ni que Dios nos lleve al Paraíso, ni que nos lleve a ningún
Nirvana o Cielo.
Lo único
necesario para realizar nuestros sueños es la Dignidad.
No la que
estamos acostumbrados a confundir con Ella.
Tampoco leer
su definición en un diccionario y entender el significado.
Es mostrar
la Dignidad de nuestra Naturaleza: existir mostrando La Verdad.
Cuando se
vive en la Verdad: no coges lo que no es tuyo, no dejas de respetar a los
demás, no olvidas respetar lo que eres. Desde ese respeto no violas, no abusas,
no robas o violentas, no habría guerras al no encontrar quien sí la desea: “Quién combata, ni
con quién combatir”, porque todos le
impedirían que pudiese realizar sus deseos.
Lo primero, creo que es saber el significado de la palabra, pero es el sentirla lo que puede
hacer por nosotros, por nuestras vidas, por la convivencia, por conseguir que
lo llamado demás o lo otro sea respetado, que seamos respetados cuando somos
los demás, que, cumpliendo nuestros compromisos y nuestras responsabilidades,
concedamos a los demás sus derechos y ellos cuiden de los nuestros.
Dignidad, lamento
la incomprensión con la que te recibimos, te miramos y el desprecio que hacemos
de ti, dedicándonos a buscar sucedáneos que abocan a la Prepotencia y la
defensa de nuestra supremacía sobre cualquier derecho de los demás.
He encontrado
infinidad de buenas gentes, me han ayudado, me han protegido, pero ante
cualquier dificultad en defender la Verdad y la Justicia, solamente encontré:
sonrisas, buenas palabras, pero poca capacidad para defender una Verdad, una
Justicia etérea, como es que no nazcan los conflictos que son nuestra vida,
porque nuestra manifestación de Dignidad, impediría hasta la tierra donde
pudiera ser sembrada.
Seguimos creyendo,
que la Justicia son las leyes que tratan de obligarnos, a no manifestar lo peor
que tenemos dentro tras haberlo manifestado: La Indignidad.
Mirando la
Inhumanidad social en la que estamos, tratando de obligarnos a mostrar humanidad,
me pregunto, hasta cuándo, podremos cerrar las puertas impidiendo que la
Dignidad entre en nuestro ser.
No teniendo
respuesta para mi pregunta, lamento que las personas que verdaderamente haya
encontrado mostrando e irradiando Humanidad, las pueda contar con un solo dedo,
sin tener que repetir en la cuenta con él.
Desgraciadamente
no soy yo, es a lo que intento dedicar mi vida, a levantarme cada vez que
caigo, para un día, caído o levantado: irradiar Dignidad, sin que pueda
percibirse quién hay.
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