Muchas veces
me han preguntado: si soy feliz.
La respuesta
siempre es: Sí, que no recuerdo momentos en los que no lo haya sido.
Suelen mirarme
de manera extraña, alguna vez, preguntan si no he tenido malos momentos, si no
me he sentido nunca infeliz.
“¿Qué reloj
funcionaría, si su péndulo no viajase a ambos lados de la caja?”, pero, es el poder decir a cada lado lo que hay en el
otro lo que produce la felicidad del viaje.
¿Cuántas
veces, el péndulo viaja de uno a otro lado?, pero sin poder llegar nunca: “Allí”. Toda su vida viajando, para morir sin haber salido de
Aquí. Solamente obteniendo el conocimiento de: “Tantos allí, como vivió
cuando estaba aquí”.
Me han
preguntado muchas veces el: “Por qué me marche a viajar”,
nunca he sabido realmente qué responder, digo la mayoría de las veces que al
estar Aquí y desear ir Allí, tuve que hacerlo, guardar cosas en el macuto y
comenzar a tratar de ir a esos lugares que siempre que se desea ir, es porque
están Allí.
Mi aprendizaje
tras 17 años, fue que: “Viajando Allí, nunca he podido salir de Aquí”.
A veces,
al ir hacia la tienda, pensamos si estará cerrada, si tendrán lo que
necesitamos o queremos comprar, si tendremos que encargarlo, algo que siempre
está en el deseo o en la puerta de la inquietud y el sufrimiento. Ir a la
tienda, es no salir de donde estamos, que si es correcto nos llevará a la
tienda, donde no estaremos hasta haber entrado. Sin deseo, sin cargar con el
viaje, la Felicidad no tiene puertas.
Si al
llegar a la tienda, pensamos si lo que compramos es lo correcto para la
situación, si sabremos prepararlo, si nos faltará algo, entraremos donde no
deseamos hacerlo. Mientras compramos, hay que vivir la compra, algo que no es
desechar lo que somos ahora, “El resultado de todo el pasado”.
Algo, que no nos permite saber que somos felices: “No hemos salido de ella para
contrastar”.
Pensar que
la infelicidad nace del deseo, tampoco es correcto. Sé que lo dicen los
Maestros, pero nunca he sido un buen alumno, por lo que cuando deseo algo: Estoy
seguro: “De que no lo tengo, no estoy allí y que es algo que no se ha
realizado”, por lo que, simplemente vivo el
desear algo sin cargarlo, pretendiendo verlo realizado o poseído.
La Felicidad,
no puede sentir o vivir cuando es feliz. Es el frío el que siente el calor. Una
cosa está fría o caliente, no por sí misma, sino dependiendo la temperatura de
quien la toca, entra en contacto o se relaciona.
La Felicidad
es vivida, sentida, disfrutada y manifestada en un ahora feliz por la
Infelicidad.
Al rechazar:
“El Ahora y la infelicidad”, al
no vivir lo que estamos viviendo, al cargar los deseos en el vivir del ahora,
solamente podemos vivir lo que somos: “Buscadores de Felicidad,
por tanto, Infelicidad”.
Vivir los buenos y los malos momentos,
vivir la infelicidad y la felicidad, vivir cada ahora, cada ayer y cada mañana,
nos permite vivir en la Felicidad sin puertas, no podremos saber que somos
felices, porque existimos en la Felicidad.
Pero
manifestamos lo que somos cuando vivimos realmente: Vida. La Dualidad además, nos
permite tener la seguridad de que para vivir cualquier tipo de ahora, hay que
tener la Felicidad de estar vivos.
Algo que
nos debe permitir no tener miedo a: “Vivir la muerte”.
No es el
deseo, sino el buscar la Felicidad la que nos obliga a ser Infelicidad.
Sin Discriminación,
no hay búsqueda, por lo que podemos existir en la Felicidad de existir, de vivir: felicidad e infelicidad, siendo Felicidad.
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