El Maestro
al igual que la flor, está en su lugar viviendo y siendo, no sabe lo que es,
solamente es flor, quien pasa percibe su aroma, su belleza y puede sentir
felicidad o tristeza al verla.
El Maestro
no busca discípulos, Él es alimento que está, para que aquellos que buscan
alimentarse puedan saciar su hambre.
Pero es su
responsabilidad el camino que recorre el discípulo. No halla culpabilidad si el
discípulo bien alimentado, dedica el alimento a no caminar o a hacerlo en los
caminos equivocados.
Acepta que
quien se llama discípulo sin serlo, le culpe de lo que ha entendido de su
Silencio, de su manifestación, de su vivir. Creyendo que es el significado de
las palabras lo que es su enseñanza.
Pero el
Maestro no enseña, simplemente como la flor, el cielo, las estrellas, las olas
o el murmullo del arroyo, permite que aprendas según tu entendimiento, pues es
tu Verdad la que tienes que encontrar.
El Maestro
ve al Ser, a Dios, a Buda o la Vida en el discípulo. Viéndole Perfecto, nada
tiene que enseñar, solamente sirve de espejo para que el discípulo se vea como
Él le ve.
El sol, la
lluvia, la noche, no pretenden mostrar o alimentar el bosque, las aves, los
animales o las flores. No pretenden que se vea belleza en las estrellas o la
luna, ni en cuanto se muestra a nuestra percepción. Simplemente siendo lo que
son, aceptan lo que nosotros vemos en las cosas, el uso que les damos, el abuso
o el amor que les mostramos.
Más allá
de la crítica, la discriminación, la pérdida, la ganancia o el deseo de
conseguir o de enseñar, el Maestro acepta serlo cuando alguien dice ser su
discípulo. No por ser su Maestro, sino porque, sin Maestro no puede haber
discípulo.
El Maestro
aprende de cuantos se acercan o se alejan de Él, de los que le aman, de los que
le odian, de los que le es indiferente. La Vida del Maestro, está dedicada a que
la Vida aprenda de su vivir.
El discípulo,
tiene la libertad de decidir lo que aprende, pues es su entendimiento al ver al
Maestro vivir, lo que le hará discípulo, no las palabras o que el Maestro le dé
el Conocimiento.
Cuando el
discípulo es capaz de aprender de cuanto le rodea, de cuanto existe bueno o
malo, de cuanto no existe, el Maestro se retira, pues es el momento de que el
discípulo ocupe su lugar en el pico de la montaña, donde solamente hay espacio
para Uno.
¿A quién puede preguntar?
¿A quién puede preguntar?
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