No pretendo molestaros

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Yui Shin

jueves, 24 de enero de 2019

EL ENTENDIMIENTO

          Es visible y comprobable, que nuestra mayor búsqueda, nuestro esfuerzo supremo es encontrar la comprensión el entendimiento, de lo que somos, de lo que nos rodea, de aquello que nos acompaña cada momento de nuestra vida.
          En nuestra búsqueda, preguntamos e investigamos para alcanzar este entendimiento, de conociendo nuestro entorno llegar a conocernos, o conociéndonos saber lo que es nuestro entorno.
          Hemos escuchado y leído, las palabras que se han dicho y escrito que pronunciaron los Maestros, las palabras que fueron dichas por Dios y escritas por sus profetas, las palabras de los sabios, incluso hay algunos sabios que escribieron sus propias palabras, lanzadas en el océano de nuestra comprensión para que enriqueciéramos las limitaciones de su conocimiento y lo que eran capaces de expresar.
          Todas ellas pronunciadas y dirigidas a personas que vivían en otras costumbres sociales, en otras culturas, con otras visiones de la vida y su manifestación. Traducidas a otras lenguas, que expresan de forma diferente los Conceptos que habían encerrado en la palabra, que era necesario abrir para ser alimentados por el Concepto.
          Todo ello es memorizado y encerrado en nuestro interior, en traducciones que tratan de modificar lo transmitido a un lenguaje que sea aséptico y atemporal, para que pueda ser entendido o explicado en la dirección general de una enseñanza.
          Comparamos las enseñanzas, tratando de ver cuál de ellas se acerca más a la Verdad, cuál de ellas puede explicar con más convicción lo que somos, lo que es la Vida que manifestamos.
          Nos dirigimos al interior, porque vivimos en el exterior. Tratando de conocer ambos aspectos de nuestro Ser, olvidando que quien puede ir al interior o exterior, es porque permanece en el centro separando ambos.
          Cuando no encontramos en el interior, donde la mayoría de las Enseñanzas nos indican, regresamos al exterior, desilusionados, castigando la mente y el cuerpo que nos permiten buscar en ambos lados.
          Tratamos de destruir lo negativo, fortalecer lo positivo. De manifestar la Felicidad y huir de la Infelicidad, destruir el dolor nacido de la Ignorancia, disfrutar de la Sabiduría y la buena salud.
          Para ello seguimos enseñanzas y caminos que nos prometen o dicen que encontraremos todo ello al final. Adaptamos nuestras vidas, la mente y castigamos el cuerpo tratando de seguir las doctrinas que nos ofrecen que nos encontraremos en ellas.
          Pero al final de todas estas equivocaciones, hemos pensado, que el Zen es algo parecido, pero mejor. Que tiene ventajas que no ofrecen otras enseñanzas. Que el Zen ofrece y puede darnos todo aquello que hemos soñado, buscado y que a pesar de nuestro esfuerzo hemos sido incapaces de lograr.
          Muchos profesores de Zen, ofrecen, que si eres fiel a esta práctica serás recompensado con lo que has buscado toda tu vida.
          Nunca me ofreció nada mi Maestro, nunca me ofreció encontrar algo en el Zen. Me enseñó que: “Si me entregaba al Zen Él me acogería”. “Si era honesto en mi práctica, el Zen me encontraría”. “Si cuanto era lo entregaba al Zen, podría manifestar la Vida sin alguien que la viviese”. “Si yo no añadía nada a lo que había, Todo sería Zen”.
          Es cuanto encontré: “Lo que dejé de buscar, de soñar, de ser, se convirtió en Zen”.
          Mucho me han ofrecido por la práctica del Zen, pero nadie ha superado lo que me ofreció mi Maestro: Serlo.
          Ser Zen, permite ser solamente lo que estás siendo, lo que no puedes: “Percibir, conocer, hacer, encontrar o modificar”, el propio Ahora, donde Todo existe, siendo Nada.



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