No recuerdo
cuántas personas de las que vinieron a tratarse, me dijeron que venían para
encontrar una buena salud, dejando atrás largos periodos de ser una persona
enferma.
Aparentemente
es algo natural, es lo que entendemos todos cuando alguien nos dice que sueña con tener
buena salud.
Comprendemos
que lleva mucho tiempo enferma, que ha sufrido su enfermedad, que no ha podido
hacer muchas cosas de las que ha deseado.
Quizás por
ello mi respuesta las descolocaba un poco:
“Yo no me dedico a
enfermar personas, intento que cambien y sean como desean ser por su propio
esfuerzo”.
Desde su
sorpresa, me decían: que no deseaban que las enfermase, sino que les quitase la
enfermedad.
Es quizás
uno de los problemas que tenemos: “Deseamos ir a lugares y situaciones, pero ignoramos o no deseamos
saber dónde estamos”.
Cuando una
“persona enferma” mejora,
obviamente, debería mejorar como persona enferma. Lo que implicaría fortalecer
y agrandar su enfermedad.
Pero partimos
de que lo que somos, está determinado por nuestros deseos, creencias y lo que
nos han dicho: “Somos personas: buenas, correctas, dignas, sanas, carentes de
enfermedades y problemas”, por lo que cuando carecemos de
algo de ello, recurrimos a retornar a “la persona”, a recuperar lo que ha
perdido. Es una equivocación a mi
parecer, que nos lleva a creer que la persona enferma que somos, dejará de
serlo porque alguien nos quite la enfermedad.
Lo que nos
lleva a ignorar, evitar o aceptar lo que somos.
Es lo que
nos hace perder el punto de partida para convertirnos en una: “Persona sana”, que nos permita no tener enfermedades porque dejamos de
creárnoslas, dejando así de crear a la persona enferma con nuestro vivir y la
forma de verlo y hacerlo.
Probablemente
como en cualquier situación, los positivistas pensarán que es una equivocación,
los negativistas o los científicos lo pensarán también, pero ha sido mi forma
de explicar a esas personas que tenían que comenzar a amarse tal como eran,
para con su propia ayuda y amor, convertirse en la persona soñada.
Sorprendentemente
para mí, algunas lo lograron, llegando mucho más allá de lo que he podido yo,
algo que me llena de orgullo, por el esfuerzo que hicieron y el amor que
llegaron a tenerse.
La persona
enferma, tiene que cambiar para convertirse en una persona sana, porque no
cambiamos las circunstancias, sino la persona que somos.
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