No pretendo molestaros

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Yui Shin

miércoles, 27 de marzo de 2019

¿QUÉ APRENDEMOS?

          Hay evoluciones sociales que deberíamos mirar cuidadosamente, pues es a toro pasado, cuando algunas veces se pueden observar razones ocultas, que no son manifestadas, obviamente, porque no es lo que puede decirse.
          La abolición de la esclavitud, comenzada en zonas industriales, era necesaria porque: ¿Podríamos imaginar una sociedad actual, en la que las industrias estuviesen llevadas por esclavos mantenidos y comprados a precio de oro, por los empresarios?
          O acaso sería posible, las posesiones que tenemos, si no se hubiese incorporado a la mujer a la producción de bienes materiales, dividiendo el sueldo que tendría que recibir un miembro de la pareja para pagar todo ello, entre los diferentes miembros de la familia que trabajen.
          Acaso, algunos mecenazgos no son un tipo de esclavitud: Recibes alojamiento, alimentos, ropas y para gastos, a cambio de dedicar tu esfuerzo a la actividad que te encomiendan o permiten realizar.
          ¿Cuántas mujeres con poder no han abusado de los demás?, realizando mejoras sociales y abusos, al igual que el hombre que maneja el poder o cuando ambos son manejados por ellos.
          Y es que muchas veces, en nombre del progreso y de la Libertad, solamente miramos lo que conviene al pastor, pocas veces, el borrego es consciente de hacia dónde es dirigido.
          Vivimos con valores, con principios, que son cambiados a conveniencia de los resultados que se buscan, que la mayoría de las veces, no son los de la evolución humana, que impediría que pudiesen existir las semillas del abuso, de la indiferencia, de la falta de respeto y aceptación de la diferencia individual. Hay tantas cosas que sin necesidad de leyes serían diferentes si fuésemos conscientes, de que la meta, el camino que recorremos en la vida, debería llevarnos a la Humanidad.
          Creemos, que han aumentado nuestros derechos, que ha aumentado nuestra libertad, que en sociedades antiguas todo lo que tenemos y pensamos ahora, no era posible debido a su ignorancia.
          ¿Acaso la Libertad ha cambiado?, ¿Acaso han cambiado los valores o principios?, ¿Acaso el respeto por los demás, es diferente, por cambiar la forma de mostrarlo?, ¿No hemos cambiado, el no aceptar unas diferencias por otras?
          La Justicia, no ha cambiado, los valores Humanos tampoco, la Aceptación, el Concepto de Dios, o de Religión tampoco. No son los Conceptos los que cambian, sino su letra. Los Conceptos, dan resultados diferentes en diferentes circunstancias. La Justicia de una situación, depende de sus circunstancias, los por qué y los cómo. Pero lo que no cambia es que la Justicia nace de la Dignidad, y la Dignidad de la Verdad. Todas ellas cambiantes, Impermanentes en cuanto a forma, pero Eternas en su Espíritu.
          Es la Eternidad Inmutable del Cambio, la Impermanencia Eterna, lo que hace que pueda permanecer eternamente el cambio en la forma, en las circunstancias, pero no en la Impermanencia.
          Ser Justos, no cambia por el tipo de sociedad, ni por las costumbres, ni por las circunstancias.
          Las diferentes religiones, sus formas y su letra, tan diferentes, no cambia que la Religión se base en la relación personal con el Todo.
          Que Dios sea lo Absoluto, no cambia si hay algo o no, si cambia lo que hay, porque lo Absoluto no cambia el incluir Todo sin excepción.
          La Justicia, nunca depende de lo bueno o justo de las leyes. Depende de la Dignidad individual, que sin importar las reglas o formas sociales no se necesitarían leyes, para obligarnos a respetar lo demás o lo que somos.
          Cuántas veces hemos cambiado todo ello, porque nos parece que no funciona o para imponer algo mejor y pasados los años, los siglos, seguimos con las diferencias, con los poderes, con los abusos, con las ambiciones, cambiantes pero anidadas en el ego que nos impide alcanzar nuestra humanidad efectiva.



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