Mirando
alrededor en el patio de los políticos y dirigentes, leyendo y escuchando las
noticias y los comentarios de los medios de comunicación, cabría preguntarnos:
¿Por qué la sociedad elige y permite ser representada por estos personajes?
No son
tiempos donde el poder es heredado, muchos de ellos son por elección: Social y
del pueblo, por consejeros, por compromisarios o personas que dicen representar
al pueblo o a los accionistas que buscan el bien empresarial.
Pero estamos
de nuevo, en dictaduras que deciden nuestras vidas, nuestros sueldos, nuestra
forma de vivir y nuestro pensamiento. Todo por nuestro bien, por mayoría y
porque lo hemos elegido.
Cuando hablamos,
seguimos estando descontentos, porque realmente nadie cumple lo que promete, no
recibimos lo que hemos votado, lo que hemos pedido, lo que la sociedad merece,
si no fuera, porque somos nosotros los que hemos creado lo que recibimos.
Vivimos con
las mismas ambiciones y deseos de los que gobiernan y ostentan el poder, por lo
que, al mismo tiempo que les criticamos, deseamos tener lo que ellos han
conseguido, lo que nos lleva a la insatisfacción que produce, la frustración y
la envidia.
Pero es
algo que su novedad es que ha sido así desde siempre: Quien consigue el poder,
actúa como el anterior. No hay un poder que dirija la sociedad y al pueblo,
hacia su meta: Producir y engendrar seres humanos que sostengan la sociedad y
la encaminen a ser la humanidad habitada por el pueblo.
No hay
humanidad, si no la vivimos y manifestamos nosotros, porque la única que sigue
funcionando sin leyes y sin imposiciones es la natural, la del Universo, la de
los animales y plantas, pero no la del hombre que se llama a sí mismo ser
humano.
Miramos a
los gobernantes, a los poderes, a los fuertes, a los vecinos, a los demás y
protestamos por la sociedad en la que nos obligan a vivir, siendo la que han
creado ellos.
Pero en el
cambio continuo, las personas que ostentan los cargos cambian; los que ejecutan
sus deseos y órdenes también. Pero no cambia la forma de conducirse y
manifestarse del poder.
Decimos vivir
en Democracia, en una Sociedad con Leyes de Convivencia emanadas de la
Justicia, del Conocimiento y en un progreso constante que nos ha traído hasta
poseer tanto que estamos destruyendo la Tierra.
Pero encontramos
satisfacción y felicidad solamente poseyendo, consiguiendo nuestros deseos, siendo
más que otros, haciendo nuestra voluntad desde nuestros derechos.
La felicidad
está, en aportar al vivir: Humanidad, Dignidad, no necesitar leyes porque somos
justos, no ejercer el poder sino el servicio, que los derechos emanen del
cumplimiento de la responsabilidad. Son reglas simples, pero que nos ayudarían
a crear la Sociedad que soñamos.
Seguimos insatisfechos
con nuestras elecciones, con el resultado de lo que hacemos, protestando y
culpando a los demás de nuestras vidas y cómo son vividas.
Pero es lo
que hemos creado lo que habita la Tierra, no hay otro culpable que los
creadores de lo que somos: Nosotros.
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