Cuando los
Maestros nos traen, muestran o enseñan prácticas que nos deben llevar a
encontrar nuestro ser original, aquello que somos desprendido de cuanto hemos
logrado poseer, nuestra actitud es, la de usarlas para conseguir poseer nuevas
cualidades o modificar aquellas que no nos gustan o consideramos adecuadas para
conseguir ser como deseamos.
Olvidados de
que somos Vida y los átomos que crean el Universo, tratamos de ser los que
puedan crear una Vida y un Universo donde mostrarnos como sus dueños, sus
dioses, los que controlan todos los aspectos del resto de la Vida y Universo
que nos rodea.
Tratamos de
meditar para conseguir: tranquilidad, paz, control, poder realizar lo que
creemos que no podemos, olvidando que nada que no seamos, podrá ser encontrado
meditando. Eso es al menos lo que significa para mí: “Encontrar mi Ser Original,
siendo Meditación”. Pero es algo que podríamos trasladar a cualquier práctica
de desarrollo personal, donde lo que se trata en el fondo es encontrar ese Ser
Original, eso que nunca hemos podido, que nunca podremos dejar de ser.
No es traer
la paz lo que nos ofrecen estas prácticas sino serlo, la felicidad no es algo
que podemos disfrutar o encontrar, sino aquello que podemos manifestar
simplemente siendo la Vida que manifestamos.
Cuando tratamos
de conseguir nuevas posesiones, nuevos logros que añadir a lo que creemos ser,
cuando creamos lo que somos, tratando de utilizar las prácticas de desarrollo
personal, que según los Maestros es: “La manifestación, Pura y
sin añadidos del Ser Original que somos”, es
algo que es normal y necesario, para que comencemos a practicar y esforzarnos
en las técnicas que nos lleven a ello.
Porque ese
esfuerzo y dedicación, en lugar de añadir deberá llevarnos a desprendernos de
todo aquello que oculta nuestra Realidad, el Ser Original y Eterno que
manifestamos.
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