Innumerables
veces, me he preguntado el porqué de la insatisfacción que riega nuestro ser,
nuestra existencia, siempre faltos de algo que nos permita ser felices,
aceptando lo que somos, pues nunca hemos tenido ni podremos poseer nada de lo
que convive con nosotros.
Lo extraño
es, que no importa la posición social o económica; ni tan siquiera el éxito o
el fracaso, la riqueza o la pobreza, la salud o la enfermedad.
Como dice
Shakyamuni: “Cuando tenemos, nos invade la semilla de poder perderlo. Cuando no
tenemos, la semilla de preocupación es porque no lo tenemos, nos falta, nos
hace incompletos para ser felices”.
Las adquisiciones,
los logros, las posesiones, el estatus por encima o por debajo de lo
considerado zona media o la normalidad, quizás podríamos añadir la inteligencia
o el conocimiento. Lo que nos ciega, para alcanzar la Sabiduría, el No-saber,
la Ignorancia de que hay algo que sabe o es sabido.
Cuando estamos
en la Aceptación de Ser lo que somos, cuando existimos Conscientemente en el
Ahora, estamos seguros, de que por mucho que cambiemos en esa Impermanencia
Eterna, no podemos dejar de ser lo que estamos siendo ahora.
Nos queda,
lo que es la Naturaleza, la Esencia de la Vida Inmanifestada que existe en
manifestación de lo que somos. Porque no es la Vida la que se manifiesta, lo
que estamos siendo Es la Vida, lo que estamos siendo no es una manifestación de
algo, sino la Inexistencia de un algo que pueda manifestarse.
Pero nuestra
infelicidad, nuestra insatisfacción con lo que somos, se origina al compararnos
con lo que vemos o pensamos que somos, lo comparamos con lo que hemos sido y
con lo que los demás dicen que somos.
Las circunstancias
y manifestación de una individualidad, son Eterna Impermanencia. Donde lo único
que somos, es lo que no puede ser percibido, lo que nace y muere antes de ser
manifestación nuestra, es la Naturaleza del Aquí y Ahora de la filosofía
oriental, del budismo y taoísmo principalmente.
Cuando la
satisfacción del éxito o las posesiones, los logros o los errores, la fama o el
anonimato, llenan la falta de amor por lo que somos, podemos sentir alegría,
satisfacción, desesperación o tristeza, pero no la felicidad que permite el
crecimiento de la satisfacción constante en nuestras vidas, independientemente
de las circunstancias y de los logros o fracasos.
No son las circunstancias
o las condiciones personales o del entorno, lo que nos permite manifestar la
felicidad. La felicidad solamente podemos manifestarla cuando no la buscamos,
cuando no tratamos de conseguirla, porque ambas circunstancias son indicativas
de que no la estamos manifestando en el momento en el que es posible hacerlo:
Ahora.
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