En sus
pancartas, peticiones de diálogo con España, esa gente que les abusa, roba y
les niega sus derechos. Llegando incluso a no dialogar, a negarles el derecho
de pedir sentados en una mesa, cuáles son sus imposiciones para dejar de
impedir que los no independentistas tengan derechos en Cataluña, esa tierra
paradisiaca y de paz que quema y trata de impedir que la ley ampare a los que
no protestan o que la Justicia intervenga en lo que ellos ordenen.
Lo sorprendente
es que se viera a la juventud, a universitarios, que deberían al menos saber lo
suficiente, para tener opinión propia o al menos razonar lo que piden.
Yo carezco
de estudios, pero no de opinión propia, desarrollada en la enseñanza franquista,
que se quiere enterrar, quedándonos con lo que nos viene bien y destruyendo lo
que no nos gusta de esos tiempos, en los que como cualquier tiempo, hubo: malos
y buenos, de acuerdo y en desacuerdo, los que exigían, los que pedían y los que
tenían suficiente con lo que tenían.
Una dictadura
que tenía sus reglas y leyes, al igual que la democracia. A unos les viene bien
las reglas y leyes, a otros les vienen mal. Es imposible satisfacer a todos. Esas
juventudes que quieren una república y rechazan la monarquía, me pregunto si
quieren una república como la de Ruanda o Cuba, o tantas repúblicas como hay, o
acaso rechazan monarquías como Inglaterra, Suecia o Dinamarca.
Yo tengo
que aceptar el asesinato de los fetos, engendrados por no ser responsables de
sus actos, los adultos, por vivir en una democracia. Otros tienen que aceptar
no ser de izquierdas públicamente, por vivir en una dictadura.
Yo pago
impuestos para comprar contenedores y arreglar las calles en Cataluña, ellos
pagan impuestos para otras partes de España. De mi pueblo desaparecieron las
hilaturas que se llevaron a Cataluña, y a muchas personas que trabajaban en
ellas y les interesaron a ellos, pudieron o tuvieron que irse a Cataluña para
poder trabajar y comer. Ahora cuando les va bien, quieren ser borregos de
quienes solamente quieren ser los reyes del pueblo, en una república. Por imposición,
porque es lo que ellos quieren y lo que le han dicho al pueblo que es su
doctrina.
Dialogar teniendo
que decir que sí a cuanto se impone: referéndum, independencia con más del 50%
tras décadas de adoctrinamiento en guarderías, preescolar, colegios,
institutos, universidades, que les dejemos los privilegios de estar en Europa y
ser subvencionados, teniendo las empresas que se han mandado a Cataluña debido
a su insatisfacción permanente, perdón de la deuda, y que compremos sus
productos y que ellos compren de los nuestros, de los españoles, lo que les
venga bien.
Permitiendo
y aceptando al mismo tiempo, el albergar a todos los catalanes que no sean
independentistas, pues la Dictadura de Franco es una niñería para su república,
en la que reinará: Puyoles, Puigdemontes, Rufianes, Junqueras, y demás
demócratas, que permitirán que los catalanes sean independentistas, pero que no
permitan que ninguna parte de Cataluña pueda separarse.
Si España
acepta esto, el diálogo será democrático y justo, si no se acepta, la
intolerancia española, obligará a los catalanes a seguir con sus movilizaciones.
Es difícil,
para una persona que al no tener estudios usa el diccionario para saber lo que
piden, entender que se llame diálogo a esto.
También me
es difícil entender, que, si Francia sí que es una democracia, por qué no le
han pedido la independencia o al menos se han manifestado o dicho algo. O acaso
en las Democracias, no se permite adoctrinar en la enseñanza porque está en
manos del gobierno central. Porque a todos se les enseña lo mismo.
Porque creo
que Cataluña, incluyendo la parte francesa era española, hasta que alguien
decidió hacerse francés. Perdiendo esa parte España, cuando quisieron que
Cataluña siguiese siendo española. No sé de historia, pero algo de ello hubo,
si bien no sé el cómo exactamente.
Pero es un
eufemismo, pedir un diálogo en el que unas condiciones tienen que ser
aceptadas, a quienes están dispuestos a no aceptar la ley, ni la Justicia, ni lo que
digan los otros.
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