Hay puntos en las personas que meditan, que hay que trascender.
Es quizás
el que para meditar nos hayamos marcado metas, experiencias y lo que deseamos
alcanzar con la práctica, lo que a veces nos lleva a lugares o situaciones en
las que creemos que podemos regocijarnos, descansar o pensar que hemos logrado
aprehender algo.
Meditando,
buscamos: “trascender el yo, acallar la mente, la Iluminación. Tranquilidad, la
paz, el Conocimiento o Sabiduría, la Unión con el Todo, y un sinfín de logros
físicos y espirituales, que nos lleven a encontrar la Verdad de mi Yo”.
A veces,
encontramos el silencio de la mente, pero es porque no la escuchamos o por
entrar en un estado de apatía.
Otras, encontramos
la tranquilidad de la indiferencia, de la despreocupación, de creer que la
responsabilidad pertenece a la Vida, a Dios, a Buda, al Destino.
Muchas de
las salidas, nos llevan a sentir o estar convencidos, de que nuestro yo se ha
unido con el Todo.
Hay una
frase de Shakyamuni o de uno de los Maestros, que dice que: “Una Gran Duda,
lleva a una Gran Iluminación, una duda pequeña, lleva a una Iluminación pequeña”.
No es
posible meditar en Zen, sin conservar esa Gran Duda.
No hay:
Iluminación, Consciencia, Nirvana, Naturaleza de Buda, que podamos alcanzar, si
hemos perdido la Gran Duda.
Como dice
Shakyamuni: Nada he conseguido, nada he alcanzado. No hay Naturaleza de Buda o
Nirvana, solamente la Naturaleza del Vacío está en Todo, Todo en su Naturaleza
es Vacío.
La Gran
Duda es sobre lo que puede ser alcanzado, que es Infinito.
La Gran
Duda, es sobre lo que podemos conocer que es Infinito.
La Gran Duda,
es sobre las Naturalezas que manifestaremos que son Infinitas.
Pero, sobre
Todo, la Gran Duda es, acerca de quien puede conseguir ese Infinito, siendo que
es, también Infinito.
La Gran
Duda puede ser resuelta, cuando no hay yo que dude, cuando no hay yo que
consiga o alcance, cuando en su Vacío, solamente quede la Gran Duda, que, por
no dudar, no lo hace por desconocerla, de la Gran Duda.
Si quitamos
el yo que aprende, podremos aprender Eternamente, Infinitamente, hasta
convertirnos en Sabiduría que mantiene el Vacío lleno de vacío.
Pero por
muy grande que sea un yo, terminará llenándose.
Por mucho
que podamos aprender, estaremos llenos de nosotros mismos.
La Meditación
no calla la Mente, simplemente permite, que piense cuando hay algo que pensar. La
Gran Duda, nos recuerda preguntarnos, si hay una Mente que produzca o posea los
Pensamientos.
La Meditación,
no puede unir nada al Todo, pues Ella es Todo, siendo Nada, siendo Vacío, donde
Todo es lo que está siendo. Ella es el meditador, sus inquietudes, sus
añoranzas, sus metas, por ser la Gran Duda. No por ello deja de Ser Meditación,
que se manifiesta siendo lo que medita, sin cambiarlo, sin discriminarlo,
aceptándolo en lo que Es.
Existiendo
Todo lo que Es en la Meditación, cuando nada se sienta a meditar, todo se ha
alcanzado, poseyendo Nada.
La Gran
Duda, siempre pregunta, siempre responde, a aquellos que tienen preguntas, a
aquellos que tienen respuestas. Porque la Gran Duda, nos lleva a no dudar.
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